Permítanme empezar, con una definición de cuento. Lo haré con un poema del libro ALMA DE PAPEL que he escrito e ilustrado. El poema se titula ENERGÍA, y dice así:
Vamos y venimos, / una y otra vez, / al país / de Érase una vez. / Vamos y venimos, / una y otra vez, / aunque nos aseguran / que ese país / no existe. / Pero si no existe, /¿por qué / la energía / que allí conseguimos / persiste?
Es necesario aclarar que todavía sabemos muy poco sobre la trascendencia, la significación, la influencia y la repercusión que los cuentos tienen en los seres humanos. Por eso, tomad lo que os digo no como una lección, sino como aportación para la conversación. Como decía el filósofo Jorge Wagensber: “La mejor lección es una conversación”.
LOS DONES DE LOS CUENTOS
A todos, niños y mayores, nos fascinan los buenos relatos. ¿Por qué misteriosos motivos quedamos atrapados en esas tupidas redes tejidas con palabras? ¿Por qué esas ficciones nos son tan necesarias?
Las historias, no nos engañemos, siempre han sido utilizadas para dominar, siempre han servido para transmitir visiones del mundo cargadas de prejuicios, y lo siguen haciendo, pero también han servido y sirven para removernos por dentro; han servido para adocenar, cierto, pero también para agitar. Sirven para hacernos pensar a favor del poder, pero también para cuestionar cualquier poder, para ponerlo en solfa, para reírse de sus miserias. Sí, los relatos se utilizan para «formatear las mentes», lo que, por otra parte, es una muestra más de su potencia, pero también siguen siendo indispensables para liberarlas. Los cuentos traen esperanza y como nos recuerda la escritora Gloria Steim: “La esperanza es una emoción muy rebelde”
Las preguntas que han impulsado mi investigación son: ¿por qué los cuentos tienen ese enorme y misterioso poder de atracción? ¿Por qué los niños y las niñas solicitan cuentos como si les fuera la vida en ello? ¿Qué les dan esas ficciones que tanto les atraen?
Podemos considerar los cuentos como mapas emocionales de la infancia, mapas que les permiten situarse, entenderse, entrever por qué sienten lo que sienten, penetrar en el intrincado paisaje de uno mismo y contemplarse desde otra perspectiva diferente. Esos mapas emocionales también les muestran el mundo en su complejidad y crudeza, acercándoles a comprender mejor lo real a través de lo imaginario.
Dar esos mapas emocionales es regalar posibilidades nuevas o dones para disponer de una mejor percepción del mundo. Dones como los que ofrecían las hadas y otros seres con poderes especiales en los cuentos tradicionales. Por ello considero los cuentos ficciones necesarias. Voy solo a nombrar el don y una frase que puse a cada niña y a cada niño relacionada con ese don y que he desarrollado con detalle en mi libro LOS DONES DE LOS CUENTOS.
1. Don del afecto
«Sé que me quieren porque me cuentan cuentos». «Los cuentos son caricias con palabras. ¿A que todos necesitamos caricias?».
2. Don del consuelo
«Las palabras de los cuentos son las mejores medicinas para curar las tristezas».
Don de la palabra
«Los cuentos me dan las palabras para explicar lo que necesito contar».
3. Don del pensamiento
«¡Cuánto me dan que pensar los cuentos que parece que no son de pensar!».
5. Don de la identificación
«Me veo en ellos como si me mirara en un espejo».
6. Don de la imaginación
«¿A que hasta lo imposible es posible en los cuentos?».
7. Don de la fuga
«Siempre que me cuentan cuentos me salen alas y vuelo a otros mundos».
8. Don de la lectura
«Cuando me cuentan cuentos me entran muchas ganas de saber a leer». Subrayo que la frase dice “saber a leer“, no aprender.
9. Don de la empatía
«Cuando me cuentan cuentos vivo lo que les pasa a los protagonistas como si me pasara a mí».
10. Don de la atención
«Escucho los cuentos que me cuentan con los oídos, con los ojos, con la boca, con el cuerpo entero».
11. Don del conocimiento
«Siempre que me cuentan cuentos voy al país donde aprendo cosas sin que nadie me lo ordene».
12. Don de la verdad
«No quiero mentiras, quiero cuentos con verdades».
Por eso, a los regalos reseñados, hay que añadir otro más, el de la prevención. Prevenir es tratar de evitar un mal. A la entrada del edificio de La Gota de Leche de Gijón, el doctor Avelino González mandó colocar en 1927 un precioso rótulo realizado con cerámica de Talavera que reza:
QUIEN CONSTRUYE CASAS PARA LOS NIÑOS DERRUMBA LOS MUROS DE LAS CÁRCELES.
Contar cuentos a los niños y niñas también derriba los muros de las cárceles.
Paco Abril. Pravia, viernes 5 de noviembre de 2021