Pablo Huerres: «La formación de un escenógrafo es inabarcable». Por Lauren García. 12/11/2012.

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  Entrevista a Pablo Huerres 

«La formación de un escenógrafo es inabarcable»
 
 
Por Lauren García.
 
La pasión creativa subyace en Pablo Huerres desde hace un buen puñado de años. Tal ánimo, tan vital como profesional, ha convertido a este escenógrafo asturiano de 35 años en uno de los principales responsables del decorado rutilante del Teatro del Liceo de Barcelona. Escenografías de múltiples obras de ópera y teatro pasan por sus delicadas manos para rodar luego con soltura por todo el mundo. A partir de una idea original, Pablo Huerres desarrolla cada función, artística y técnicamente, trenzando con exactitud los escenarios de un Liceo que siempre espera expectante.  
 
—¿Impone el desafío de la escenografía de un marco tan imponente como el Liceo?
La verdad es que sí. Trabajar en el Liceo me permite tomar conciencia de la dimensión real de un montaje en un teatro de este tamaño, del aspecto técnico y del efecto escénico que se logra. Es una gran ocasión para comprobarlo desde dentro. Desde el punto de vista del creativo la cosa cambia, porque trabajas sobre supuestos, y la comprobación de la efectividad de tu propuesta la tienes a posteriori. La experiencia en el diseño de escenografías te da confianza, pero adquirir esa experiencia lleva un tiempo de rodaje en un ámbito en el que muchas cosas dependen de tu diseño, de la intuición del creativo, de tu capacidad de ponerte en el lugar del público, de tu habilidad para incorporar cosas inesperadas o problemas que no habías previsto… 
 
—¿Cómo distingue la labor de escenografía del teatro del de la ópera?
El diseño de escenografía es un campo extenso, con muchas aplicaciones en diversos mundos: el teatro, la opera, el diseño de eventos o exposiciones, incluso el mundo audiovisual; y todas tienen sus particularidades. Todas son ramas diferenciadas con un tronco común… Íñigo Jones pasaba de su faceta de arquitecto a la de diseñador teatral y organizador de mascaradas gracias a ese tronco común…  
 
» Cada obra es un mundo en manos de cada uno de los directores,
cada director es un mundo en cada obra.
 
—Colabora habitualmente con el escenógrafo Louis Desire y el director Francisco Negrín, cuyas obras giran por todo el planeta, ¿el buen arte empequeñece el mundo?
Mi trabajo con Louis Desire engrandece mi mundo como escenógrafo, al menos. Está claro es que la opera es un ámbito con fronteras geográficas muy difusas y con una extensión universal. Louis Desiré es un buen cicerone. Yo, siendo honesto, me conformo con mirar al presente y mantener el optimismo, aunque cueste, y ver qué huella dejo al final como persona… 
 
—Ha participado en una adaptación de Macbeth. ¿Llevar a escena a un autor tan totémico como Shakespeare conlleva mucha imaginación y talento?
Es evidente la cantidad de propuestas que se pueden rastrear a lo largo de la historia… Y las propuestas que están por venir no tienen garantizadas ni la aceptación ni el rechazo… La imaginación y el talento son requisitos importantes, pero entender el contexto donde se va a presentar o la idiosincrasia del lugar también pueden ser elementos clave para conseguir que cale. Hay tantos factores en la elaboración de un espectáculo, en el que lo artístico, lo técnico y lo humano se solapan tanto, que reducirlo sólo a imaginación y talento no sería justo…
 
—A la hora de concebir su trabajo, ¿cada obra y director es un mundo?
Desde luego. Cada obra es un mundo en manos de cada uno de los directores; y cada director es un mundo entre las páginas o las partituras de cada obra…
 
» El sector operístico en Asturias tiene una posición consolidada
dentro del panorama lírico. Está muy reconocido.
 
—Alterna su labor profesional con la docencia.¿Es muy minuciosa la formación de un escenógrafo?
La formación de un escenógrafo es inabarcable. En el Institut del Teatre, siempre queda la sospecha de que hay algo que no cubrimos como formadores. Es algo que pude comprobar en las otras escuelas que he visitado o en las que he estudiado. Estamos educando a profesionales que deben conocer tantas herramientas… Y al mismo tiempo son herramientas que te dan lo mejor cuando las conoces bien… Encontrar el equilibrio es complejo, pero creo que forma parte indisoluble de cualquier disciplina artística.
 
—Va a estrenar la ópera Carmen en Seúl. ¿Qué retos profesionales atisba en el futuro?
Yo reformularía la pregunta, para saber qué retos nos plantea el futuro a los profesionales de la educación o la cultura… Y la ampliaría al resto del mundo de hoy… Desgraciadamente no tengo una respuesta satisfactoria, ni una ligera sospecha… A nivel personal, hace tiempo que dejé la actitud red bull y no pienso mucho en los retos profesionales. Prefiero prepararme para cualquier cosa y enfrentarlos cuando aparezcan con la mejor actitud que pueda…
 
—¿Cómo valora el tejido cultural en Asturias de su sector?
El sector operístico en Asturias tiene una posición consolidada dentro del panorama lírico, está muy reconocido. Pero no estoy al tanto de los pormenores porque no me da el tiempo para más, qué más quisiera… Desde luego, desde fuera se ve una res
puesta bastante esperanzadora por parte del público que me gustaría comprobar desde dentro. Un oficio tan especializado como este es víctima segura de contundentes ataques de morriña… Siendo un poco agorero, la situación de incertidumbre general no creo que deje mucho margen para el crecimiento del tejido cultural (incluyendo el teatral); pero hay que mantener la actitud constructiva porque creo que es una primera necesidad. Lástima es que no se siente su ausencia de forma inmediata para darnos cuenta… 

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