Una entrevista ligera a Juanjo Barral
»Yo también soy un aprendiz de mí mismo.
Por José Havel y Javier Lasheras
¿Qué valora más en un viaje?
El descubrimiento constante. El camino es vida (Kerouac).
¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?
Suelo preguntar a las 8 de la tarde que les apetece a ellas.
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
No practico deportes de riesgo.
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
Que tenga curiosidad y que la contagie.
¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?
Monument Valley. Un sitio fascinante, de increíble y árida belleza.
¿Cuál es su principal defecto?
Hace unos años Miguel Munárriz me regaló “El arte de la prudencia”, de Baltasar Gracián. Supongo que venía al caso.
¿Y su principal cualidad?
Quizá la aspiración a corregir los defectos. Yo también soy un aprendiz de mí mismo, como dice José Luis Sampedro.
¿Qué libros lee cuando viaja?
Un clásico pendiente, que hay muchos, y una obra de algún autor asturiano contemporáneo.
¿Y qué está leyendo ahora?
Menudo reparto, de Jonathan Coe (novela) y los últimos poemas de Braulio García Noriega.
¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?
Tengo siempre cerca una libreta en la que recojo frases que me habría gustado escribir a mí.
¿Cuál sería su mayor desdicha?
Perder el amor de Claudia y Mila.
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
Altazor, de Huidobro; Manhattan Transfer, de Dos Passos, por poner dos (pasos).
¿Dónde le gustaría vivir?
Me tienta Nueva Zelanda.
¿Cuál es su bebida favorita?
La sidra con unos colegas. Mientras hay sidra hay esperanza.
Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.
Las termino prácticamente todas. Es difícil que una novela acabe conmigo, pero en los últimos años me ha ocurrido con dos grandes obras de dos escritores a los que admiro: Meridiano de sangre, de McCarthy, y La broma infinita, de Foster Wallace. La primera, tan violenta, me desasosegaba demasiado. La segunda, extremadamente densa y conceptual, me dejó exhausto a la altura de la página 694.
¿Cuál es su ciudad preferida?
Amsterdam: hermosa, culta, tolerante y libertina. Es fácil enamorarse de ella.
¿Quiénes son sus escritores favoritos?
La lista aumenta todos los años. Entre los últimos en sumarse podría citar a Ian McEwan, Kirmen Uribe y Leonardo Padura.
¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?
Mis certezas desayunan dudas, del maestro Galeano.
¿Qué música suele escuchar?
Pop, rock, folk, soul, jazz… Hace unos años me hice con el magnífico 1001 discos que hay que escuchar antes de morir y estoy rellenando huecos mientras aplazo la cita.
¿Con qué personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?
Con Nabokov y con Lolita, por separado. Ahora en serio: pongamos Espartaco y Lisbeth Salander.
¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?
¿En el Alimerka o en Harrods?
Recomiende un par de obras de arte.
Cualquier cuadro de Malevich. Cualquier fotografía de Chema Madoz.
¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?
Me espera una nueva entrega del Cuaderno de Almerí
a. Ya sabe, poemas del natural.
a. Ya sabe, poemas del natural.
¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?
Sensata. La crítica con saña no entra.
¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
La irresponsabilidad, la grosería. Juntas ni te cuento.
Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.
Me hablan muy bien de La doctrina del shock, de Naomi Klein.
Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.
El padrino, Billy Elliot.
¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?
Los timadores de Stephen Frears me descubrió la magnífica novela de Jim Thomson.
¿Qué suceso de la historia admira más?
La Revolución Francesa. La conquista del voto femenino. La primavera árabe. El 15-M genuino y Occupy Wall Street.
¿Qué red social de internet prefiere?
No me gusta enredarme.
¿A quién le hubiese gustado entrevistar?
A Patricia Highsmith.
Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
En el fondo soy una persona bastante «inocente», y supongo que de eso soy yo principalmente «culpable».
Juanjo Barral es periodista y escritor.