Elías Veiga: “Se podría hablar de literatura fantasma en asturiano”. Por Lauren García (04/02/2011).

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Elias Veiga
Elias Veiga

El agradecido olor a la tierra se palpaba en La tierra fonda, el primer libro del escritor asturiano Elías Veiga; poemas trazados en llingua asturiana como siembra desde el occidente y que encierran un secreto y un aroma propio. Posteriormente Robinson astur lanzó una botella de salvación en verso a tiempos que ya se presumían oscuros y denodadamente cueles; el poemario obtuvo el Premio de la Crítica de Asturias en lengua asturiana. La escritura de Elías Veiga tiene claro su punto de partida y llegada: su anclaje es Asturias como centro literario y vital. Recientemente ha obtenido el Premio de Cuentos Curtios en asturiano occidental de Cangas del Narcea con la sencillez de mirar a un lado y escribir.

 

—¿Le urgía en su primer libro dar un testimonio de pertenencia a la tierra como sentimiento primerizo? 

 Más que de urgencia hablaría de una necesidad relacionada con unas circunstancias vitales y sociales. Creo que es muy difícil no sentirse afectado, naciendo en los años 70 en el Suroccidente de Asturias, por el panorama pasado y presente. Ver como la soledad y el olvido se hacen eco de la vida. Aunque quizás me afecte aún más la perspectiva de futuro. El pasado duele menos porque el tiempo lo cura casi todo. Es peor sufrir la ansiedad por los recuerdos del futuro. Y en este caso, el futuro no pinta nada bien. Ojalá me equivoque…

De todas formas el dolor por la decadencia de un mundo no es un hecho nuevo en la historia de la humanidad. El tema se repite a lo largo de los siglos. Y se repetirá hasta que todo termine. Hoy por hoy, soñar con que ese mundo no se derrumbe y desaparezca parece más bien un sueño romántico que otra cosa. 

 —Después llega Robinson astur, ¿un poemario para tiempos de supervivencia?

Al igual que La Tierra Fonda, es un poemario influenciado por el clima social y por las vivencias personales. Es un Manual de Supervivencia particular que uno pretende que llegue al máximo de personas posibles. Sin intentar conseguir la empatía con los lectores, lo que se escribe no tiene mucho sentido. Aunque también es cierto que eso no debe decidir ni el cómo ni el qué ni el cuándo. Al menos en mi caso, escribo pensando en el yo que somos todos los demás.  

—Hay también en esos versos una crítica a la especie humana que asume como propia… 

Claro, yo también soy un pecador y aunque pretendo vivir siendo coherente con unos principios es imposible no desviarse a veces de los caminos del Señor, algo, por otra parte, consustancial al ser humano. No son buenos tiempos para los valores ni para la dignidad. El sistema, con una clase política oscura y mediocre,nos lleva derechitos hacia la autodestrucción y el fracaso. Por eso, en esta sociedad, en la que todo parece manipulable, ser una oveja negra es casi un privilegio.   

—¿Le subió el ego obtener el Premio de la Crítica de Asturias ?

 No, en absoluto. Ni los premios que me dieron ni los que no me dieron me influyeron demasiado. Por supuesto, este me hizo ilusión porque es concedido por los propios escritores. Y el hecho de que no tenga dotación económica le da todavía más valor. El reconocimiento a una obra, trayectoria o labor es fundamental. Pero el más importante, sin duda, es el reconocimiento social, el de los lectores. Por eso, la gran mayoría de escritores en asturiano somos mártires de una literatura que, por una serie de circunstancias sociales y políticas, dignas de estudio freudiano, no llega a la gente. Se puede hablar de una literatura fantasma con lectores que no se ven y escritores que no se conocen. Hablamos de una literatura marginada fruto de una politización brutal.  

En su poesía está muy presente el humor y la ironía, ¿defiende su valor como alternativa a la solemnidad? 

Los asturianos llevamos la retranca en los genes. El humor siempre fue y será un arma cargada de futuro. Es lo que nos queda. Vivir es casi un milagro y llegar a viejo una odisea. Con todo, la vida pasa en un abrir y cerrar de ojos. Demasiado absurdo para tomársela en serio…  

—¿Hubiera dado un giro copernicano su carrera de no nacer en Pola de Allande sino en Madrid?

Si hubiera nacido en Madrid es probable que no escribiese en asturiano. De todas formas, si así fuese, creo que hoy en día las distancias, con los avances tecnológicos, no son tan determinantes y decisivas como hace años. Uno ya puede desarrollar una carrera literaria o artística en cualquier parte del mundo sin necesidad de tener que vivir en los grandes centros urbanos. Es la parte positiva de las tecnologías. Apretando un botón se está en el centro del mundo.   

—¿Cómo evalúa la vida literaria asturiana?

Vivo bastante al margen de círculos, clanes y demás familias. Sólo me interesa la literatura. Y la producción y la calidad de la literatura en asturiano, tal y como están las cosas, puede calificarse de milagrosa. Hay pocas lenguas, sentenciadas a muerte por los políticos (y la propia sociedad asturiana que lo permite, claro está), que tengan la vitalidad literaria de la nuestra. Porque, al margen de ideologías, podemos hablar de genocidio lingüístico y cultural. A mí me interesa infinitamente el patrimonio cultural asturiano y me importa un pepino la política. Por eso no podemos permitir que cuatro iluminados, que hoy están pero mañana no, decidan cargarse parte de nuestra identidad para sacar provecho de su posición y de sus intereses. La llingua pertenece a la memoria colectiva del pueblo asturiano. Merece algo más que este desprecio enrabietado y este ostracismo al que fue sentenciada por la ignorancia. Y es que, sin duda, hay ignorancias muy bien cultivadas.

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