Brüno, o De la gilipollez yanqui. Por Tanja Pérez Hunte (28/07/2009).

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Sacha Baron Cohen, protagonista, guionista y productor, lleva al cine el último de sus personajes televisivos: Brüno, un periodista de moda ultragay, “el Zac Efron austríaco, aunque dos años más joven y completamente depilado”, según él mismo. Detenido por los carabinieri tras torpedear un desfile de Agatha Ruiz de la Prada en Milán o amenazado por el servicio de seguridad de Bill Clinton, Baron Cohen consigue de nuevo lo irrepetible: retratar la cara más oscura de una sociedad que ríe, aunque, a veces, no sabe por qué. Una farsa semidocumental atrevida, virulenta y divertida sobre la gilipollez yanqui, a mayor gloria del alma máter de la broma escato-política, Sacha Noam Baron Cohen, el inglés más borderline de la historia.

Borat y Brüno afrontan el mismo combate desde una fórmula idéntica: la estancia del artista británico en los EE UU, dando vida a un personaje extravagante que nada tiene que ver con el americano medio, sirve para estigmatizar la estrechez (reaccionaria) de miras y espíritu de una nación ignorante que, sin embargo, se considera a sí misma un ejemplo para el mundo. Sus gags-golpes-bajos esconden a menudo un alcance sociológico (véase, por ejemplo, a los mexicanos en posición de taburete sobre los que se sienta La Toya Jackson, que expresan de manera gráfica perfecta la suerte de los inmigrantes).

El inconveniente es que yendo hasta el extremo de su delirio, Cohen no hará sino conformar los puntos de vista de cada uno, sin un término medio que sirva para abrir cerrazones previas. Así, los fans, más abiertos, dotados de verdadero sentido del humor serán conquistados, mientras que los memos incapaces de ver más allá de su nariz pondrán el grito en el cielo ante tamaño sacrilegio moral, ético y, probablemente, religioso. No se sabe a quién se dirige en realidad la propuesta, ni a quién hará reflexionar o cambiar de opinión.

  

BRÜNO. EE UU, 2009. Dirección: Larry Charles. Intérpretes: Sacha Baron Cohen, Gustaf Hammarsten, Clifford Bañagale, Josh Meyers…Duración: 83 minutos.

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