El Palácio da Brejoeira, una joya del Minho. Por Ángel García Prieto (01/09/2011).

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El palacio de Brejoeira es como una aparición apoteósica: magnífica, elegante y bellísima, rodeada de jardines de arbolado frondoso, con varias fuentes y muchas flores. Es una construcción neoclásica de principios del s. XIX, dentro de un parque de estilo inglés que acoge la solemne entrada de carruajes, tras su cancela noble de sillares de granito y altas rejas, que cierra el muro de la quinta de treinta hectáreas, con bosque y viñedos de albariño.

La construyó un rico Hidalgo de la Casa Real y Caballero de la Orden de Cristo, llamado Luis Pereira Velho de Moscoso, con el proyecto del arquitecto Carlos Amarante. Tras unos años en que la ruina de la familia deja deteriorar el edificio, su segundo dueño, un empresario muy rico de Porto, el Conselheiro Pedro María Fonseca de Araujo, encarga al famoso arquitecto Ventura Terra el arreglo y la ampliación del palacio. Es entonces dotado de ricos salones, incluido el del trono, jardín de invierno, teatro, capilla, amplias escalinatas, muebles lujosos, artesonados y pinturas, esculturas y escogidas tapicerías, lozas, arañas y otros objetos de ornamentación.

En el momento actual la propiedad ha pasado a una tercera familia, que habita parte del palacio y que dirige una fundación cultural para el uso y la programación de actividades en la quinta, a la vez que explota los viñedos con la producción de ricos vinos y aguardientes de albariño, en bodegas vecinas al palacio.

Si “brejo” es en portugués “zarzal, matorral, gándara”, esta etimología de la denominación “brejoeira” del palacio hace pensar cuánto tiempo, trabajo, esfuerzo, cultura, detalle y buen gusto han acabado por convertir el terreno inculto en un vergel y una maravilla artística, que además se mantiene y se abre a todo el que desee conocerlo y vivirlo.

La quinta y el palacio están, junto a la carretera que va hacia Arcos de Valdevez, a cuatro pasos de Monçao, una villa de la ribera portuguesa del Minho, que tiene unos tres mil habitantes. Monçao posee un balneario de aguas termales, muralla medieval y baluartes sobre el río; además de una bella plaza típicamente portuguesa, con jardines cuidados, casas de dos plantas con granito, azulejos, ventanas y enrejados artísticos, iglesia de la Misericordia y pacífica gente que le da vida en el ajetreo cotidiano de esta población que es la cabecera de la comarca, enriquecida por el comercio de los vinos albariños.

En Monçao se hizo famosa la gesta que protagonizó una heroína, llamada Deu-la-Deu Martins, la esposa del capitán de la plaza fuerte, cuando en las Guerras Fernandinas del s. XIV tomó la decisión de engañar al enemigo sobre la situación del aprovisionamiento de la ciudad, tirando por la muralla el poco pan que les quedaba y confundiendo a las tropas castellanas, que levantaron el asedio.

Una carretera secundaria y plácida, bordea casi de continuo el ya caudaloso Miño/Minho, entre vides y arboledas. Nace en São Gregorio, en la frontera con España, para pasar por Melgaço, Monçao, Valença do Minho, Vila Nova de Cerveira y Caminha. Una maravilla. 

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