A orillas del río Tua y a tres kilómetros de Vila Real, se sitúa el solar de la Casa de Mateus, uno de los lugares más emblemáticos del norte de Portugal, constituido por un palacio diseñado por el arquitecto italiano Nicolau Nassone; autor también de otros importantes monumentos, como por ejemplo el santuario de Nossa Senhora dos Remedios, en Lamego.
Se trata de una casona y una capilla aneja, barrocas, encargadas en la primera mitad del s. XVIII por António José Álvares Botelho Mourão, tercer morgado (heredero) de Mateus. Está situada entre estanques y unos jardines considerados entre los más bellos de Portugal, por sus cedros monumentales, magnolios, castaños de indias, camelias, parterres de boj, una era de granito y un encantador “túnel verde” de tejo que limita con la cuidada finca de viñedos, origen del mundialmente conocido vino que lleva la marca del solar.
Vila Mateus es un oasis en aquel paisaje agreste, como sacado de la descripción de Tras-os-Montes que hizo uno de sus ilustres hijos: “Un mar de piedras. Olas y olas siderales, yertas y hostiles (…) Todo parado y mudo (…) Y de cuando en cuando, oasis para el desasosiego que producen estas arrugas geológicas, un valle inmenso…”
El palacio o paço está amueblado y tiene una espléndida decoración de época con elementos que por sí son de valor museístico – cobres de Fragonard, una edición primera de Os Lusiadas, por ejemplo – pero que sirven de uso para la sede de la Fundación Casa de Mateus, entidad cultural de alto nivel que organiza cursos y actividades artísticas, científicas y pedagógicas.
Precisamente en algunas de esas actividades culturales participó y estuvo hospedado en el paço este médico y escritor, Miguel Torga (1907 – 1995), nacido en el vecino pueblo São Martinho de Anta. Llegó a ser propuesto en tres ocasiones para el Nobel de literatura, en 1960, 1977 y 1994. En Portugal le conceden el Premio Camões 1989 y dos años después el Vida Literaria de la Asociación Portuguesa de Escritores. Fallecido en Coimbra en 1995, donde vivió la mayor parte de su vida, representa uno de los valores más firmes de la literatura lusa. Y fue un enamorado de Portugal y de su tierra trasmontana, que cantó en sus cuentos – Rúa, Piedras labradas, Bichos (Ed. Alfaguara) – , poemas – Antología poética (Ed. Rialp)- , alguna novela, como El señor Ventura (Ed. Alfaguara) y su magnífico ensayo-libro de viajes, Portugal (Alianza Editorial).