Entrevista a José Luis Espina, por Javier Lasheras. 18/05/2009.

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Habla de Asturias con nostalgia, conocedor de que las distancias ya no son insalvables. Habla de Cataluña con la generosidad de quien ha sido recibido y con la exigencia del ciudadano comprometido. Habla de la cultura, del mercado editorial y de los escritores: los conoce bien y al dedillo. Habla torrencialmente y aliña sus comentarios con razones contundentes y una pizca de pasión. Habla de su primera obra, incorrecta y nada complaciente, de VISOR, ese encuentro literario que creó hace cinco años en El Vendrell. José Luis Espina nos abre su casa y su cabeza: es un escéptico no muy convencido que transmite optimismo, cercanía y claridad desde la sorpresa, la duda y el escepticismo: igual que en sus relatos.

Visor cumple cinco años. Escritores, opiniones, debates, diálogos, libros ¿y qué más?

Pues la satisfacción de ver como se va consolidando un proyecto. El reto de conseguir que una población como El Vendrell, alejada de ese epicentro que todo lo aglutina y que se llama Barcelona, pueda reunir una vez al año un grupo de autores, heterogéneos y de primera fila, congregando también cada vez más público interesado por la literatura y por la comunicación directa con los creadores…en fin, permitir que algo que te apasiona cobre sentido y a la vez aporte algo a los demás.

 Parece que este año se ha decantado por el género negro. Pero ¿qué hubo otros años?

El primer año fue el del experimento, tuve que inventarlo todo, nombre, identidad gráfica, comercializarlo, convencer de sus bondades. Más que un tema tenía algunos autores que me apetecía invitar y como cada uno de ellos tenía vínculos con diferentes materias, lo planteé como una relación de la literatura con otras disciplinas, la música, el cine, la historia, etc. El segundo año ya intenté que hubiese un tema troncal, en este caso la influencia del paisaje geográfico o humano en la escritura, después abordamos el tema de los referentes que condicionan la obra literaria, después vino la novela emergente y por último la novela negra. También en el año 2006, como actividad adicional a VISOR tuve la oportunidad de organizar una interesante jornada sobre cuento, relato y microrrelato. 

Y qué destacaría de esta última edición. Parece que la crisis les ha hecho adentrarse en líneas de sombra.

Destacaría la sensación de que el proyecto empieza a formar parte del lugar. No es fácil, esta es una población muy bien conectada con Barcelona y a pesar de los setenta y cinco kilómetros que nos separan de la ciudad, El Vendrell se ha convertido de alguna manera en una población dormitorio para ciertas personas. Un lugar cercano al mar y más barato que una gran ciudad, por ello el incremento de habitantes ha sido desmesurado durante los últimos diez años. Para muchas personas este lugar no tiene más interés que cualquier otro, no hay apego, viven aquí pero lo que aquí pasa les es ajeno. En este sentido conseguir que algo relacionado con la cultura y en especial con el mundo del libro fructifique, es un reto monumental.

En cuanto a la crisis, nada se ha salvado de ella, no iba a ser la cultura una excepción, a pesar de ello hay que agradecer al Ayuntamiento que, aun con los inevitables recortes, VISOR’09 haya sido una realidad y haya celebrado el quinto aniversario. 

Perdóneme que le incomode, pero con los autores que lleva, supongo que el presupuesto será muy holgado…

Pues no precisamente, pero con ganas y un poco de ingenio es posible hacer un producto de calidad, aun cuando los recursos no sean muchos. Tengo que decir que la práctica totalidad del proyecto intento ejecutarla personalmente. Desde la imagen gráfica, fotografía, contratación de autores, redactado de notas de prensa, gestión de bases de datos para dar difusión a la jornada, elaboración de Weblogs, búsqueda de colaboradores…todo es trabajo personal. No es que tenga voluntad acaparadora, ni me considere experto en todo, pero me evita subcontratar toda una serie de recursos que generarían unos costes que no se podrían asumir. Puede imaginarse que las horas de dedicación son muchas, pero son mis horas y les doy el valor que haga falta para que esto salga adelante. 

Y usted, en tanto que asturiano, escritor y organizador de actos literarios a un mismo tiempo, ¿cómo ve desde Cataluña el panorama de la novela y el cuento en Asturias?

Pues con muy buena salud. Intento estar al día de lo que va pasando y creo que el resultado es muy prometedor. Asturias es una comunidad de un millón de habitantes, tiene unos índices de lectura superiores a la media nacional, lo que ya pone de manifiesto que la cultura es algo que se valora, y hay nombres de autores de incuestionable valía. Manolo García Rubio, Ignacio del Valle, Ricardo Menéndez Salmón, Eugenia Rico, Ángeles Caso, por citar solo algunos de los que de forma instantánea me vienen a la cabeza, pero hay muchos más, Fernando Beltrán o José Luis Piquero en poesía, Pepe Monteserín, Xuan Bello… en fin, la nómina es larga y de calidad. Tal vez lo que falta es una mayor proyección de determinados autores en el resto del país. Por mi parte he intentado poner mi pequeño grano de arena para que algunas de estas voces se den una vuelta por Cataluña, pero hace falta más apoyo institucional y más apuesta editorial para que ello sea posible. 

Y cuando viene a Asturias, ¿cómo ve el paisaje de la narrativa en Cataluña?

El paisaje de la narrativa en Cataluña es muy prometedor. El último premio Cervantes es catalán, pero más allá de unos valores claramente instaurados y auténticos referentes de la literatura como Marsé, Mendoza, Vilamatas o Ana M. Matute hay muchos más, se me ocurren Cristina Fdez Cubas, Pedro Zarraluki, Mercedes Abad, Clara Usón, el recientemente fallecido Francisco Casavella y muchos otros, algunos más emergentes como Gabi Martínez, Robert Juan Cantavella, Javier Calvo o Álvaro Colomer. Y no me quiero olvidar de los autores en lengua catalana como Quim Monzón, Imma Monsó, Albert Sánchez Piñol, Jordi Punti o Lolita Bosch. Por otra parte, Barcelona sigue siendo un destino donde autores de otras procedencias encuentran también un lugar donde asentarse, autores como Santiago Roncagliolo, Juan Gabriel Vasquez, Rodrigo Fresán, Guadalupe Nettel  o Mathias Enard son un claro ejemplo de ello…En fin, dar nombres es siempre muy difícil, das uno y te salen diez más. La verdad es que la nómina es considerable. 

¿Le gustan más los autores que leen o los lectores que escriben?

Me imagino que prefiero a los autores que leen, especialmente a los que han leído mucho, hay algo indisociable de la buena escritura que es la lectura, no
niego que haya excepciones muy puntuales. Para escribir, la materia sale de la experiencia pero conocer el trabajo de otros es una forma de aprendizaje a la vez que nos permite tener una idea de a qué altura se encuentra lo nuestro.

En cualquier caso, autores que leen o lectores que escriben puede ser algo así como una imagen especular, la misma cosa vista desde dos ópticas diferentes. 

Usted publicó el año pasado un libro de relatos titulado No gana uno para sustos. Dicen que le ha ido muy bien. Podría especificar, por favor.

Bueno, fue una de esas sorpresas agradables que solo de vez en cuando te depara la vida. Que una editorial se interese por un libro de relatos de un autor novel, no deja de ser un milagro que agradezco sinceramente. En cuanto al resultado, pues no tengo mucha idea de cómo ha ido. Duen de Bux es una editorial pequeña con una capacidad de distribución y promoción limitada, así que aprovechando mi amistad con otros autores el libro se presentó en Oviedo, Madrid, Tarragona y Barcelona. Tal vez podría haber organizado un par de presentaciones más pero, para ser sincero, llegué a cansarme de hablar del libro.  

Y cuéntenos, ¿cuál es el último susto que podría contarnos desde Cataluña?

Entiendo por dónde va. Más que sustos hay algunas mezquindades que suelen provenir de determinados ideólogos empeñados en hacer políticas culturales con mucha política y poca cultura.

A veces veo cosas que me recuerdan a aquellas pandillas de la adolescencia en las que siempre había esa amiga o amigo poco agraciados a los que había que invitar a los guateques porque eran los que tenían el local y la pasta para los cubatas. Como nadie los sacaba a bailar eran los que se encargaban de poner los discos, de manera que había que bailar al ritmo que a ellos les gustaba, o no había fiesta. Así es la cultura muchas veces, la pariente pobre que necesita dinero público para funcionar y tiene que hacerlo al son que le marcan.

La cultura la entiendo también como una forma de crear puentes de contacto, pero hay quien la prefiere como una forma de barrera para el aislamiento.   

Usted es colaborador de LITERARIAS. Si sabe hacer críticas destructivas, ésta es su oportunidad…

Yo no vivo de esto y aunque así fuese, mi tiempo es muy escaso, así que cuando me pongo a invertirlo prefiero hacerlo de manera constructiva. A mi no me conoce nadie, ni en lo cultural intereso demasiado. Mi actividad como promotor es testimonial y lo que yo opine no importa, así que cargarme el trabajo de otro ni aporta nada ni a mi me da ningún placer, solo me consumiría más recursos y energía que si actúo desde el ángulo positivo. Cuando las cosas se hacen de manera vocacional han de ser placenteras, así que lo que no me gusta lo aparco y me olvido de ello. Hay muchas cosas buenas que merecen la pena, no tiene sentido recrearse en lo malo. 

¿Qué está escribiendo actualmente?

Ahora escribo poco y disperso. Para mi desgracia no soy una persona metódica, tengo varias cosas empezadas y voy construyendo mi escritura como quien hace un puzzle, generando piezas totalmente deslavazadas, confiando en que en algún momento surja un punto de conexión que permita unir varias de ellas para formar algo coherente. En esas estamos. 

En fin, podemos esperar que haya Visor para rato, supongo…

Pues no lo sé. Lo cierto es que hasta la fecha me han dejado trabajar a mi aire, no puedo decir que haya recibido ningún tipo de presión. Sólo pido que confíen en mí, que me dejen trabajar y que después se valoren los resultados. Mi concepto de la cultura y en particular de la literatura ya lo he expresado, es abierto, heterogéneo y basado en ese interés por crear puentes entre autores de diferentes procedencias y entre creadores y lectores. 

Recomiéndenos los tres libros que más le hayan gustado últimamente y un buen restaurante que suela frecuentar.

Mis lecturas son como mi escritura, completamente imprevistas, salvo cuando organizo algún evento literario, que intento leer algo de todos los autores que invito. Tampoco soy lector de rabiosas novedades pero me permito darle tres títulos, de Kjell Skildsen Todo como antes, de Kawabata Primera nieve en el monte Fuji y por último un clásico descubierto en mi biblioteca, de una edición antigua de Seix Barral, Retrato del artista cachorro de Dylan Tomas. 

En cuanto a lo otro, no frecuento muchos restaurantes, pero si alguien se da una vuelta por esta zona de la Costa Dorada donde vivo, le recomiendo una buena paella con un surtido de entrantes marineros en el Restaurante Xaloquell, en la playa de Sant Salvador de El Vendrell. 

¿Qué le aporta a un asturiano en las Cortes de Montilla pertenecer a la Asociación de Escritores de Asturias?

En lo literario es una forma de acercarme a otras voces, a otros autores con los que comparto referentes. En lo personal es una manera de redescubrirme. Cuanto más crezco más necesidad tengo de reivindicarme en un origen. Hablo de un paisaje, de una geografía, de un mar. No quiero que los orígenes me persigan, sólo que me acompañen, como dice mi amigo Carlos Villarrubia.  

Y por último, Lo peor no son los autores, escribió Mario Muchnik…

Pues no faltaría más. El autor no es más que el origen de un entramado. Para que esto funcione hace falta la colaboración de una administración comprometida, de una industria editorial con vocación empresarial y emprendedora, y de unos enseñantes que permitan aprender. Esto de la crisis no es nuevo, ahora es obvio porque afecta a los bolsillos, pero empezó mucho antes y a nadie le importaba. Vaya usted a saber, a lo mejor de esta debacle sale algo positivo. 

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