De la mano de la editorial asturiana Pez de Plata, llega a las librerías Samsa, novela de Lorenzo Ariza (Lumpiaque, Zaragoza, 1965), sugerente historia donde lo relevante ocurre extramuros del dormitorio en el cual yace el monstruoso insecto en que se ha convertido el infortunado Gregorio tras un sueño más inquieto de lo habitual. Solo por tan magnífico planteamiento, el autor merece nuestra complicidad, y les aseguro que sus expectativas no se verán defraudadas si se deciden a acometer la lectura de este volumen de impecable presentación, una característica habitual, por otra parte, de las ediciones de Pez de Plata, que en esta ocasión ha contado con la inestimable colaboración del propio Ariza, a cargo también de las ilustraciones.
-El título, Samsa, remite automáticamente a Gregorio Samsa, el protagonista de La Metamorfosis. ¿Qué te impulsó a utilizar este personaje como motivo de la novela?
Samsa es un regreso a Gregorio, aunque el título hace referencia a toda la familia Samsa, los padres y la hermana, Grete. Como muchos otros, yo había leído La Metamorfosis en el instituto, y no había vuelto sobre ella hasta ahora. Pero de manera inevitable, más que el propio libro de Kafka, el personaje había quedado latente debido a su enorme fuerza significante, y como icono aún actual me lo había ido encontrando aquí y allá. Mientras tanto, sin pensar en él, comencé a escribir sobre el tema de las transformaciones, y un buen día Gregorio salió de su escondite para asaltarme de nuevo.
-¿Por qué el tema de las transformaciones?
En realidad no lo sé. Apareció de repente en una novela anterior: un hombre que de pronto se aísla en una casona retirada rodeado de perros, con la intención de transformarse él mismo en perro. Fue después de acabar esa otra novela que comencé a pensar en el asunto de las mutaciones…
-¿…después de escribirla?
¡Después de escribirla! La escritura tiene esas cosas: a veces el flujo de la letra se impone a toda previsión y a la propia razón. De este modo, pensé que esa novela entroncaba de algún modo con toda la tradición mítica, desde la Antigüedad clásica hasta las modernas películas de terror, por ejemplo. Los híbridos o “los transformados” han aparecido siempre en la literatura y en el arte. No sé, supongo que en mi caso es una forma de huir de lo humano, de los lugares comunes que el concepto “humano” encierra, y de investigar otros territorios en el ámbito de la bestialidad.
-Y resulta que Gregorio se transforma en una cucaracha.
La verdad es que poco de mitológico hay en esa transformación. Para mí no hay un significado “ejemplarizante” o metafórico (en el sentido que se le suele dar: metáfora de la condición humana en lo que se refiere a la feroz marginalidad del individuo o a su “ruin condición”) en la mutación repentina de Gregorio. Lo que esconde ese hecho es un enorme misterio que termina negando lo humano, al menos yo lo veo así. Es como si esto que llamamos “conciencia”, e incluso “alma”, quedase de pronto barrida en la imagen de ese escarabajo, o lo que sea ese bicho, y aunque es cierto que Gregorio sigue pensando el personaje está ya en manos de algo imposible que lo desborda.
-Vamos con la trama. La novela está claramente basada en La metamorfosis, hasta el punto de que utiliza a todos los personajes kafkianos que aparecen en ella, incluso los secundarios.
Sí, los personajes aparecen uno a uno. También cronológicamente Samsa sigue al pie de la letra la pauta de La Metamorfosis. Tengo que decir que en este sentido el relato surgió de una forma fácil. Lo que hago es tomar a uno de los personajes de Kafka, sin duda el más insignificante de su novela puesto que aparece nombrado sólo en dos líneas, y convertirlo en mi protagonista. Éste es el jefe del almacén de telas en donde trabajaba Gregorio. Su ausencia la mañana en el que se ve transformado, y por lo tanto impedido para ir a trabajar, es el detonante que pone en funcionamiento la trama. El jefe quiere saber qué ha pasado, y por decirlo rápidamente, después de una serie de hechos fortuitos, inicia una inv
estigación.
estigación.
-Una investigación que deriva en una trama policial.
Puede decirse así. Hay una muerte, la del gerente del almacén que en la novela de Kafka acude al domicilio de Gregorio con la intención de averiguar qué ha pasado. Su muerte la invento yo, (no está en Kafka), cuando sale de la casa después de realizada la visita. Esto es lo que da lugar a esa investigación. Los policías son los únicos personajes de mi novela que no aparecen en La Metamorfosis. Pero el hilo conductor de Samsa es ese personaje del que hablaba, el jefe, que se va metiendo poco a poco en el asunto, y en su afán por esclarecer el motivo de la ausencia de Gregorio llega a entrar en la casa, y de este modo se enfrenta con el prodigio.Este personaje, que es un hombre rico, un vividor, acaba por sufrir él mismo otra transformación equiparable a la de Gregorio. Ese es el meollo principal de mi novela.
-Por cierto, Samsa es una novela ilustrada, como todas las que publica la editorial Pez de Plata. Lo que ocurre aquí es que las ilustraciones son tuyas.
Yo me dedico por partes iguales a la literatura y al dibujo. Me pareció algo natural que, cuando Jorge Salvador Galindo, el editor, me habló de las características de sus novelas, yo me ofreciese ansiosamente a ilustrarla.
-¿No has pensado que podría haber un peligro en esa referencia tan manifiesta a La Metamorfosis? ¿No es un asunto arriesgado? ¿Puede leerse Samsa sin la presencia de Kafka?
Espero que sí. Esa es mi idea. Tampoco me preocupa mucho que la referencia, para aquéllos que han leído La Metamorfosis, juegue su papel. Yo comencé a escribir la novela como un juego, sin saber lo que me esperaba, y el juego puede perdurar en este tipo de lector, ¿por qué no va a ser así? Hasta creo que resultaría curiosa, e incluso divertida la lectura de ambas novelas, como ha ocurrido con alguno de mis allegados. Desde luego no puedes, como autor, intentar someter a los lectores a este juego, pero si el relato interesa y quedan ganas de volver a Kafka, ¿por qué no hacerlo?
-Hablabas de que tenías otra novela, incluso anterior, que trataba también el tema. ¿Es la única o hay más?
Junto con esa novela hay otra que estoy acabando, y aun ando dándole vueltas a una tercera con el fin de que juntas formasen una trilogía. Lo curioso es que ambas novelas están comenzadas antes que Samsa, aunque parecen no acabar nunca de retocarse. Siempre es un trabajo arduo, y la verdad es que no sé todavía si el tema se agotará ahí.
Por Ernesto Colsa