Entrevista a Marcelo García Martínez. Por Armando Murias Ibias. 14/05/2014.

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  Marcelo García Martínez (Oviedo, 1979) es licenciado en Filología Hispánica y profesor de Lengua y Literatura en Enseñanza Secundaria. Novelista, acaba de publicar Dorian Gray 2.0

 
  1.-No es habitual que un profesor de Literatura se dedique a la creación literaria. ¿Por qué lo haces tú?
 
  Bueno, para empezar creo que aquí irían bien unas risas entre corchetes… digamos que, tal como están las cosas, el hecho de ser profesor interino significa, más que nunca, mucho tiempo libre y en algo hay que ocupar la cabeza, ¿no?… No obstante, no considero que sea raro que los profesores de Lengua y Literatura también escriban. Conozco a muchos que lo hacen y, no por casualidad, suelen ser los que menos problemas tienen a la hora de conectar con los alumnos. Por otra parte, también es cierto que el desgaste psíquico que suponen las aulas de secundaria es considerable y, en mi caso, durante las temporadas que he estado dando clases mi producción literaria se reducía sensiblemente. 
 
  2.-En 2008 quedas finalista en VII Premio Hontanar de Narrativa Breve con “El efecto mariposa en los tiempos del wolframio”. Y ese mismo año también quedas finalista en el VI Premio Letras de Novela Corta. Eso se llama empezar fuerte.
 
  La intención de escribir siempre había estado ahí pero el miedo escénico de la hoja en blanco solía poder conmigo antes casi de empezar y aquellos intentos pronto degeneraban en uno de esos propósitos de año nuevo, ya sabes, hablar inglés, ir al gimnasio, aprender a fumar… El punto de inflexión se produjo en 2006: mi padre enfermó, la esperanza de vida que le daban se reducía a unos pocos años y aquello se convirtió en el detonante para romper a escribir. Primero casi como terapia personal para afrontar el problema pero pronto todo se transformó en una obsesión por llegar a tiempo de que tuviese un libro escrito por mí entre las manos. Al final fueron tres y el proceso compulsivo y frenético de aquellos años lo recojo en Reconstruyendo la partida, una especie de diario al que le han concedido el Premio Asturias Joven de Narrativa y que Ediciones Trabe publicará en mayo.
 
  3.-Al año siguiente ganas el VII Premio Letras de Novela Corta. ¿El que la sigue la consigue?
 
  Como te decía, por aquel entonces yo carecía por completo de “antecedentes” literarios. Ni poemas, ni relatos, ni artículos, ni colaboraciones de ninguna clase en ningún tipo de formato. Nada. Ni siquiera dejaba que nadie conocido leyese mis manuscritos o borradores de modo que, cuando el jurado del Premio Letras me declaró finalista en el 2008, escribieron también algunas líneas al respecto de aquella novela —El Culto—; líneas que fueron el primer feedback que recibía algo que yo hubiese escrito y, como se suele decir, la primera vez es la que nunca se olvida… una sobredosis de motivación que hizo que pegase un post-it  en la pantalla del ordenador con la fecha límite de la edición siguiente antes de volver a aporrear la teclas. 
 
  4.-Algunas de tus novelas transcurren en el campus, más concretamente en el Campus de Milán. No es una coincidencia porque algunos más también lo hacen ¿Se puede hablar de un grupo o generación que tenga ese nexo?
 
  Yo llegué al Milán rebotado del Campus de El Cristo donde me había pasado año y medio fingiendo que estudiaba Derecho pero, por supuesto, aquello no era lo mío y fue en la Filología donde, para bien o para mal, me encontré a mi mismo. Esos cinco años del Milán resultaron tremendamente significativos y, de alguna manera, tenía la necesidad de volver a darme una vuelta por allí aunque sólo fuese sobre el papel. Supongo que a muchos otros autores les sucederá algo parecido. No obstante no considero que se trate de una cuestión de grupos o generaciones sino de un subgénero novelesco que aparece y desaparece dependiendo de las circunstancias contextuales. En España las novelas de campus proliferaron en los setenta y principios de los ochenta cuando las universidades eran el foco irradiador de casi todos los movimientos sociales; después la institución fue languideciendo hasta encontrarse ahora —cuando un título universitario apenas vale nada— en un proceso de desintegración tras el que deberá redefinirse si quiere recuperar su papel fundamental el la sociedad. Un nuevo contexto, por tanto, que para los autores ofrece un material literario muy interesante y que, desde mi punto de vista, podría explicar el revival de éste tipo de novelas.  
 
  5.-Tus novelas tratan temas actuales. ¿Qué es lo que más te preocupa en estos momentos en la sociedad?
 
  En todas esas cartas de rechazo editorial que los autores solemos coleccionar hay un punto que se repite constantemente: me recomiendan que “focalice” y que no pretenda tratarlo “todo” en una misma novela. Supongo que eso significa que me preocupan muchos temas… Obviamente la Crisis merodea por todas partes y es ineludible pero mi postura al respecto no es ni mucho menos apocalíptica sino más bien conspiranoica. La Economía es cíclica y desde la Revolución Industrial las crisis gordas se repiten más o menos cada cuarenta años; el factor diferencial de ésta en concreto es que quienes m
anejan los hilos han aprendido de sus errores y por eso, esta vez, no se ven caer banqueros desde las azoteas sino todo lo contrario. Nos vendieron la explosión de la burbuja inmobiliaria como detonante para, a partir de ella, implementar otra burbuja mucho más peligrosa: la Burbuja del Pánico Sociológico, la rueda de molino que empujan en nuestras gargantas para que de paso traguemos con el desmantelamiento de todo lo demás empezando por el sistema público. Desde esta perspectiva, como autor no quiero contribuir a fomentar la Gran Paranoia o, al menos, no desde un enfoque “realista” —para eso ya están los telemagacines matinales y las tertulias de la TDT— así que lo que ahora tengo entre manos es un acercamiento al tema desde los planteamientos de la ficción especulativa. Por otra parte, poco a poco me he ido dando cuenta de que si hay una constante recurrente en mi narrativa es, sin duda, el funcionamiento de la mente humana; ya sea desde el análisis de los procesos psicopatológicos y/o los cambios en la neuroplasticidad cerebral que implican los nuevos formatos de comunicación; a través de la reflexión acerca de los mecanismos sociológicos del lavado cerebral —desde la religión a la política pasando por la publicidad—; o bien por medio de la indagación en la multiplicidad del ser humano en contraposición a esa personalidad única y estable deseada por todas las estructuras de poder puesto que la uniformidad siempre resulta mucho más manejable.
 
  6.-Con tu última novela “Dorian Gray 2.0” rompes la tendencia de la novela corta. Esta se acerca a las 500 páginas. ¿A qué se debe?
 
  Por lo que antes te conté, al principio el formato de novela corta era una alternativa práctica; cuantos más huevos pudiese ir depositando en distintas cestas mayores las posibilidades de que de alguno de ellos saliese el pollito… Con Dorian Gray 2.0, sin embargo,el proceso ha sido completamente distinto. Una vez tuve el primer borrador, en lugar de apresurarme a echarlo al correo de editoriales y concursos, preferí darle un tiempo de reposo —Stephen King recomendaba guardar los manuscritos en “la nevera” durante al menos tres meses— y volver a él una vez hubiese tomado cierta distancia. A partir de ahí se fueron sucediendo las diferentes reescrituras con la consiguiente incorporación de materiales hasta convertirlo en el “monstruo” que a mí me gustaba pero que, por su extensión, erizaba el vello de casi todos los editores de modo que hube de iniciar un proceso inverso de desbrozado pero, en fin, nada nuevo… Los recortes están de moda.
 
  7.- ¿Por qué debemos leerla?
 
  Bueno… últimamente todos los eslabones de la industria editorial estamos obsesionados con el futuro del libro tal y como lo conocíamos. A la crisis global se añade, en nuestro mundillo, la crisis del formato con el advenimiento del entorno digital. Las múltiples ventajas que desde el punto de vista del lector ofrece el nuevo contexto son, a la vez, inconvenientes para los implicados en la cadena de valor del libro —libreros, distribuidores, editores, autores…—. La pregunta es cómo salvar el modelo de negocio y nadie es capaz de encontrar una respuesta satisfactoria. Pues bien, entre otras cosas, en Dorian Gray 2.0 se plantea una solución al problema. Extremista, transitoria, radical, drástica, surrealista y macabra pero solución al fin y al cabo. La única que se me ha ocurrido.
 
  8. -¿Traspasas algún aspecto de tu vida personal a la escritura?
 
  Absolutamente todos. Constantemente… Siempre. Sin piedad. Y en Dorian Gray 2.0 lo hago más que nunca. Traspaso incluso aspectos de mi vida y de la vida de los que han tenido la mala suerte de cruzarse en mi camino que moral, ética o legalmente nunca hubieran de haber sido traspasados… No creo que los derechos de autor me alcancen para afrontar las previsibles demandas judiciales.
 
  9.-En términos generales, ¿se puede decir entonces que haces una literatura basada más en la experiencia que en la pura ficción?
 
  Creo que mi estilo en general y ésta novela en particular podrían situarse dentro de la llamada literatura gonza que Hunter S. Thompson sistematizó a base de llevar al extremo los postulados del Nuevo Periodismo cuyo dogma central consistía en otorgarle a la propia vivencia del reportero tanta o más importancia que a la noticia en sí misma. En este sentido la estética gonza consistiría en tomar como punto de partida la anécdota, la vivencia o la experiencia personal pero exagerándola, deformándola o deconstruyéndola ad infinitum. Una especie de variante posmoderna del expresionismo vallinclanesco en aquellas famosas escenas de los espejos del Callejón de los Gatos. Sin duda, Dorian Gray 2.0 se mueve en estas coordenadas pero, más allá de esa estética colindante a veces con lo freak, lo cierto es que como técnica literaria esta exageración hiperbólica se convierte en un recurso fantástico. Por extrema o macabra que resulte una escena en concreto, a la hora de narrarla trato de situarme en una experiencia personal que de algún modo pueda resultar análoga. El hecho en cuestión será ficción pero la capa superpuesta de detalles será completamente real y es ahí donde pretendo encontrar ese plus que yo entiendo como literario. No recuerdo quién lo dijo pero estoy completamente de acuerdo: la abstracción es la madre de todos los aburrimientos y la gracia siempre se encuentra en los pequeños detalles.    
 
  10.-¿Con qué escritores vivos te sientes más identificado?
 
  La licenciatura en Filología me posibilitó el conocimiento en profundidad tanto de la historia de la literatura española e hispanoamericana como de los grandes clásicos europeos. No obstante, al acabar la carrera me percaté de que tenía un enorme desconocimiento de la literatura más inmediata y contemporánea, sobre todo de la norteamericana así que durante una temporada traté de ponerme al día empezando por los Beat y los autores del Realismo Sucio y siguiendo luego con la Generación X y la Next Generation. Esa fue también la época en la que comencé a escribir de modo que era inevitable que fuesen esas lecturas las que más influyesen en mis propios textos. En cuanto a nombres en concreto te diría tres: Bret Easton Ellis, Douglas Coupland y Chuck Palahniuk. De los españoles me quedo con el Ray Loriga de los noventa y entre los de mi propia generación digamos que estoy obsesionado de manera enfermiza con un autor en concreto: el murciano Enrique Rubio con el que me identifico completamente tanto en las temáticas como en el estilo pero al que creo que odio profunda y visceralmente… no sé cómo lo hace pero constantemente se las arregla para plagiar mis mejores ideas un segundo antes de que a mí se me ocurran. 
 
  11.-¿Y de los muertos?
 
  Por el título de esta novela aquí debería decir que, entre los muertos, me quedo con Oscar Wilde pero no sería del todo honesto puesto que, como no me canso de repetir, toda la novela moderna está ya en El Quijote de modo que la respuesta correcta a la pregunta es, sin duda, Cervantes. No creo que nadie pueda sentirse “identificado” con él pero a través de los siglos todos seguimos intentándolo.
 
  12.-¿Hay un libro en especial que te haya dejado una huella imborrable?
 
 

  Insisto en que El Quijote está más allá del bien y del mal pero en mi podium personal probablemente estaría acompañado por 1984 y por El lobo estepario. Digamos que la novela de Geroge Orwell me sirvió para entender el funcionamiento del mundo mientras que la de Herman Hesse posibilitó que pudiese comprenderme a mí mismo.  

 
  13.-Como profesor de Literatura. ¿Qué propones para que los adolescentes lean más?
 
  Dorian Gray 2.0 se abre con cuatro citas y una de ellas está tomada de una entrevista a Manuel García Rubio en la que le preguntaban “¿Qué medida propondría para fomentar la lectura?”. Su respuesta era tan escueta como explícita y plagada de interpretaciones: “Prohibirla”. Una ironía que, como escritor, suscribo con sangre pero, puesto que me pones en la perspectiva de profesor, hablando en serio te diría que cambiaría por completo el enfoque pedagógico. Nada de historia de la literatura en la ESO, limitándola exclusivamente a los cursos de bachillerato. Hasta entonces focalizaría el acercamiento al fenómeno literario a través de metodologías activas como la escritura creativa, la dramatización, etc. Los niños son artistas por naturaleza y cada vez estoy más convencido de que es este sistema educativo obsoleto y trasnochado el que coarta y anula su tendencia natural al desarrollo imaginativo convirtiéndolos en meros receptores de datos. Si se trata de crear lectores, nada mejor que haberlos familiarizado con los mecanismos internos del proceso creativo y, aunque como profesor me vea obligado a sistematizarlo, no creo que pueda encontrar un sintagma tan terrorífico y aberrante como ese de las “lecturas obligatorias”. 
 
  14.-¿Cómo ves la creación literaria en Asturias?
 
  Antes hablábamos de la crisis del negocio editorial y ahí la palabra clave es ‘negocio’ pero, si aceptamos como premisa de partida que el dinero no es una prioridad para los que estamos infectados por la venérea literaria, creo que esa ‘crisis’ está siendo asimilada por los creadores en la acepción que entiende el concepto como ‘cambio’ e, incluso, casi como ‘revolución’. El modelo tradicional se viene abajo, desaparecen las subvenciones haciendo languidecer a los chupópteros profesionales que están siendo sustituidos por una nueva clase de punks literarios indagando todas las posibilidades del do it yourself: proliferación de espacios creativos y librerías-café, fanzines underground, ediciones cooperativas y turbulentas, timbas poétikas que se convierten casi en conciertos introduciendo así la literatura en el circuito de bares musicales… hay más movimiento que nunca y además ese movimiento es más arriesgado y está explorando posibilidades estéticas mucho más allá de las encorsetadas por el modelo anterior. En definitiva, pese a todos sus inconvenientes, si hablamos estrictamente de ‘creación’ sí creo que, al menos, la crisis está sirviendo de revulsivo.    
 
  15.-¿Y el mundillo literario (tertulias, asociaciones, premios, etc.)?
 
  Después de haberle dado muchas vueltas no creo que el mundillo literario sea mejor ni peor —ni más ni menos— que cualquier otro mundillo. En todos los entornos se crean cenáculos cultivando tanto rencillas y enfrentamientos como compadreos y corruptelas, por todas partes hay egos descontrolados y puñaladas aleatorias, etcétera, pero dado que éste es el mundillo que yo conozco, en Dorian Gray 2.0
no he podido evitar reflexionar un poco acerca de todas sus miserias —también de sus virtudes—. La novela consta de veinte capítulos y cada uno de ellos se cierra con un pequeño anexo en el que se satiriza sin piedad tanto la figura del escritor como la del mundillo literario en su conjunto. Tono humorístico pero negro, muy negro.    
 
  16.-¿Qué echas en falta en Asturias?
 
  Por supuesto echo en falta muchas cosas pero vaya… en contraste con el resto de las autonomías y, partiendo de la base de que todos vamos muy jodidos, la verdad es que no creo que tengamos nada que envidiar a nadie. Me imagino, por ejemplo, viviendo en la costa levantina y me entran sudores fríos… eso que dicen de que en el país de los ciegos, el tuerto es el rey.
 
  17.-¿Qué le pides a la Administración local y autonómica?
 
  Como autor me gusta llevar al extremo todas las instituciones, reventarlas y verlas caer como lluvia de confeti. Quizás eso me sirva de desahogo puesto que, como ciudadano, soy posibilista. Apenas espero nada y, tal vez por ello, no suelo decepcionarme. Últimamente, como todos, me siento puteado a muchos niveles pero, por respeto a los que de veras lo están pasando mal, levantar la mano preguntando qué-hay-de-lo-mío haría que me pusiese colorado así que me limito a seguir apretando los dientes.
 
  18.-¿Y a la AEA?
 
  Si te soy sincero, es la primera vez que formo parte de cualquier tipo de movimiento asociacionista y creo que, de alguna manera, no es más que un mecanismo de supervivencia para atenuar mi tendencia al aislamiento y evitar perder la cordura. Ha llegado un momento de mi vida en el que simplemente necesito socializar un poco      —aunque sea con tipos de mi misma calaña— porque de lo contrario a medio plazo visualizo mi futuro en una cabaña perdida en lo más profundo del monte en plan Unabomber… Eso sí, rodeado de muchísimos gatos.

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