Entrevista a Víctor González-Quevedo. Por David Fueyo Fernández. 14/04/2013.

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Entrevista a Víctor González-Quevedo 

«Cuando lees un buen libro te queda una sensación
como de gratitud y la respiración mejora»

Por David Fueyo Fernández

 

Víctor González-Quevedo (Oviedo, 1979) es una nueva voz que acaba de surgir en el panorama poético asturiano y que tras la reciente publicación de su primer poemario, Cercano cadalso (Colección Turbulencias, 2012), y sus colaboraciones en esta revista, LITERARIAS, sigue poniendo sus miras futuras en la literatura y en lo que ella conlleva como pasión y vicio, en este caso confesable, ya que aquí transcribo sus pareceres después de una conversación pausada con él, en la que hemos hablado del estado de la cuestión hoy en día, de su bagaje de lecturas pasadas y de sus proyectos futuros, de filosofía y, en general, de la vida. Literatura, filosofía y vida; y humo, mucho humo. Los dos escribimos,  fumamos y conversamos. ¿Qué sería de nosotros, los humanos, sin estas conversaciones tan banales, sin estos vicios confesables? 

 

—¿Es difícil publicar un primer libro en Asturias? 

Bueno, yo creo que sí, que como en cualquier parte es difícil para un autor novel romper la barrera de la impublicación. En mi caso tengo que agradecer a un grupo de amigos muy especial que me hayan abierto esa pequeña puerta, y a la Colección Turbulencias,el darme la oportunidad de publicar. Creo que, de no ser así, en mi caso y en el de tantos otros hubiera sido prácticamente imposible, o como poco complicado. De todas formas, opino que lo importante es disponer de obras de una cierta calidad; aunque es cierto que es difícil publicar un primer libro, o hacerlo en unas condiciones buenas. Seguramente a lo largo de la historia ha habido, hay y habrá grandes escritores en los márgenes del mainstream cuya obra no recibe la difusión y atención que merecen por parte del canon, incluyendo obras buenísimas que estarán pudriéndose en los cajones y discos duros del planeta hasta que las sandalias de un pescador las rescaten del ostracismo.  

—¿Cuáles son tus influencias literarias a la hora de escribir? 

Yo siempre he leído lo que me apetecía o llamaba la atención, no me era necesario que me impusieran lecturas obligatorias en el colegioo en la secundaria. Me gusta disfrutar del privilegio de leer todo tipo de literatura. Y en todo tipo de literatura caben todo tipo de géneros y autores. Cuando lees un buen libro y lo paladeas te queda una sensación como de gratitud y la respiración mejora. Ahora estoy leyendo poesía hispánica desde la Generación del 50 hasta nuestros días, y a veces algo de ensayo. Apenas leo narrativa, la leía hace años, pero cada vez me parece algo más fastidioso por el tedio que me conlleva.  

Cercano Cadalso, tu primer libro, parece tener detrás una compleja estructura sobre la cual se van armando los poemas. ¿Puedes comentarnos como has concebido esa estructura? 

En realidad, la estructura responde a un libro de Hans Jonas que leí sobre una vieja, digamos, “herejía”: la de los primeros gnósticos cristianos en los albores de la cristiandad. Fueron contrarrestados por la religión dominante, pero, en mi opinión, dejaron un legado de creencias y concepciones bastante interesante. Ellos pensaban que la tierra era una especie de prisión y que el universo entero no había sido creado por un dios de luz, sino por un –por así decirlo— falso dios. La estructura, más que ser compleja en sí, es bastante desconocida a niveles mayoritarios y remite a las creencias fundamentales de aquellos grupos y escuelas. Por otra parte, el filósofo Cioran pronosticó –no sin cierta desazón— que en el tiempo que vivimos la poesía se desplazaría hacia este tipo de áreas. De todas formas, para mí estas cosas son más algo que me influye estéticamente que algo que tome totalmente en serio y aplique a mi vida, al menos en la actualidad.  

—Tras leer tu poemario al lector puede quedarle la sensación de que, bajo una apariencia sencilla a la hora de elegir las palabras, se esconde un poemario bastante críptico en su sentido global. ¿Es esa la idea que perseguías con Cercano Cadalso? 

Cuando escribí este libro estaba inmerso en la “investigación” del sistema filosófico-religioso que te comentaba en el punto anterior (el gnosticismo), y por otra parte siempre me han gustado los poetas herméticos y aplicar un discurso un tanto “metafísico” a mis escritos, por así decirlo. Supongo que no estoy muy de acuerdo con la corriente positivista, cientifista y materialista que nos imbuye actualmente, y este libro, en cierta manera, es una reacción a eso tanto como un reflejo de ello. Y puede parecer, por tanto, algo críptico… Pero se trata más que nada de la temática desplegada, relativamente desconocida para el público mayoritario.

 » Siempre me han gustado los poetas herméticos
y aplicar un discurso un tanto “metafísico” a mis escritos  

—Tienes estudios de filología inglesa. ¿Conocer bien un idioma que no sea el castellano permite acercarse más a la literatura de esas otras lenguas? 

Aún estoy estudiando la carrera; por circunstancias vitales he empezado bastante más tarde de la edad que me correspondía. De todas formas, y por aplicar una terminología particular al tema, apenas soy un rookie o más bien un sophomore en inglés (estudiante de segundo año), con lo cual no puedo responder con total conocimiento de causa. Lo que sí me parece es que, por ejemplo, leer a un poeta como Rupert Brooke en su idioma, por ejemplo, es una tarea muy agradable. Y no cabe duda de que me gustaría saber bastante más para apreciar mejor este tipo de obras.

¿Qué relación existe entre tu obra y tus lecturas? ¿Hay rasgos autobiográficos en Cercano Cadalso? 

Pienso que inevitablemente en todos aquellos que nos dedicamos con pasión y entrega a estos asuntos de la creación todo se imbrica continuamente, lo dif&iacute
;cil sería dilucidar este
porcentaje. Pero sí, supongo que algo de todo eso hay, aunque a la hora de escribir también te digo que intento hacer tabla rasa lo más posible de cuanto me pueda acontecer o haber acontecido. No obstante, es indudable que el pasado, el presente y el inestable futuro se agarran como una lapa mortificante a los oficios del arte. Parece lógico, después de todo. Es la vida.  

—Además de la poesía también has trabajado el relato de ciencia-ficción y creo que últimamente la traducción. ¿Son disciplinas en las que te sientes tan cómodo como en la poesía? ¿Crees que la ciencia-ficción todavía tiene una vuelta de tuerca en el siglo XXI?  

Últimamente estoy leyendo, tal y como te decía, mucha poesía. Encuentro en la escritura creativa la verdad más fecunda de las artes escritas, cosa que cada vez me pasa menos con el género novelesco. Los relatos de ciencia-ficción fueron una especie de divertimento y un desahogo, es otra parte mía que no sé si algún día saldrá a la luz. Hace tiempo que sólo escribo poemas, de los cuales desecho una gran parte que no reúnen un mínimo de calidad, o que pienso carecen de nervio y orfebrería adecuados. Ahora mismo estoy estudiando traducción dentro de los estudios de filología, pero es un campo más difícil de lo que parece y muy delicado, es un trabajo de cirugía léxica, semántica e incluso ideológica. He traducido algunas cosas de psicología y poemas sueltos. En cuanto a la ciencia-ficción, yo pienso que está encuadrada como un subgénero y aún no se le presta la suficiente atención que merece en los estudios oficiales de universidades y demás. Pero, por ejemplo, para mí Philip K. Dick (el autor de Ubik e inspirador de Blade Runner) es tan grande como pueda serlo Shakespeare, por poner un ejemplo totémico al uso. En respuesta a lo que me preguntas al final, la ciencia-ficción la veo como una manifestación político-artística, y yo creo que sobrevivirá al igual que sobrevive el cómic, por ejemplo. Aunque sea a duras penas, sobrevivirá por el simple motivo de que plantea temáticas plenamente vigentes, yo diría que cada vez más. Además, es tan vieja como la humanidad y tan nueva como un alienígena y ha sido la brillante heredera de aquella antigua literatura novelesca de viajes.   

—Háblanos de tus próximos proyectos

Tengo un libro de poemas casi terminado que me parece aceptable, junto con algún experimento en la dramaturgia que he venido trabajando últimamente, cual Gepetto en su taller. A ver si consigo pequeños Pinocchios que sean artefactos derrotadotes de la mentira, o al menos que no les crezca demasiado la probóscide. 

 

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