José María Guelbenzu: “En la literatura soy decididamente subjetivo y rabiosamente personal”. Por Lauren García. 10/03/2013.

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Entrevista a José María Guelbenzu
» En la literatura soy decididamente subjetivo
y rabiosamente personal
 
Por Lauren García
 
 
Un crucero de lujo por el Nilo le sirve a José María Guelbenzu (Madrid, 1944) para configurar la perspicaz trama de su nueva novela Muerte en primera clase (Destino Ediciones). Una obra que se desata entre el misterio, la intriga y la caudalosa ambición en medio del sentido y la sensibilidad femeninas, además de hacer un guiño a Agatha Cristhie. Guelbenzu se ratifica con este libro como reputado autor de novelas policíacas; un género que desarrolla con intensidad cinematográfica y al que sabe añadir su original guinda.
 
 
—Hay en la novela una especie de atracción fatal, ¿sostienen las pasiones la literatura?
La novela sólo habla de pasiones, en realidad. Y las grandes novelas hablan de grandes pasiones, como el odio, la venganza el amor, los celos, el poder…
 
—En una conversación un personaje se refiere a Scott Fitzgerald para afirmar que hoy ese mundo nada más existe en el cine, ¿comparte el pensamiento?
Parece evidente que es así. El tiempo de Scott es un tiempo que se fue y al que probablemente ni siquiera la nostalgia podría resucitar; pero era tan seductor que para
eso están el cine o la narrativa, para recogerlo y mostrarlo como se exhibe una reliquia.
 
—La novela como otras suyas está protagonizada por la juez Mariana de Marco. ¿Cómo perfila el seguimiento de ese personaje a lo largo de tantos libros?
Del mismo modo que cuando se conoce a una persona: a medida que la relación avanza vas conociendo más cosas de ella y ordenando mejor su personalidad. Pero no   es nada fácil, porque cada acto de Mariana de Marco va fijando aspectos que no tienen
vuelta atrás. Pero, en fin, confío en ella tanto como en mí mismo.
 
—¿Hay elementos ineludibles en el tipo de novela que usted cultiva como el jazz, el alcohol o el sexo?
Son elementos que resultan ser ineludibles en sus novelas y en la vida misma, me parece a mí. Ahora bien, en sí, ninguno de ellos es ineludible en lo que respecta a la narrativa; y, en lo que a mi personaje se refiere, le pertenecen, pero puede que dejen de pertenecerle un día. De todos modos, para ella la música clásica es más importante que el jazz, como también lo son las novelas del XIX, que siempre tiene a mano.
 
—¿En qué se diferencia su actitud ante la literatura de crítico de la de escritor?
Como autor, hago la literatura que me gusta y soy decididamente subjetivo y rabiosamente personal; como crítico, busco la objetividad ante lo que leo, tanto si me gusta como si no. Saber valorar una obra que no coincide con tus gustos es un índice de la honestidad del crítico.
 
—La venta de libros sigue disminuyendo, ¿qué postura cabe adoptar?
A corto plazo, rezar. Y a medio y largo plazo, cambiar de verdad el lamentable sistema educativo de este país, para enseñar a pensar, razonar y expresarse, que falta le hace al español medio.

 

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