Una entrevista ligera a Álvaro Colomer, por J. Havel y J. Lasheras. 24/07/2012

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 Una entrevista ligera a Álvaro Colomer 

»«Cuando ves a un hombre de verdad, ¿a que te avergüenzas de lo que eres?», en Warlock de Oakley Hall.
 
Por José Havel y Javier Lasheras
 
 
 
¿Qué valora más en un viaje?
 
El regreso. Siempre parto muy animado, pero al cabo de un tiempo estoy hasta las narices del destino y, sobre todo, del hotel. Por eso apoyo totalmente los viajes de un par de días. Ya casi no quedan ciudades que merezcan más de dos días.
 
¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?
 
Cerveza con el periódico, a ser posible La Vanguardia, en el bar de debajo de mi casa.
 
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
 
Conseguiré que acabes sintiéndote como una molestia. Cuando yo viajo quiero entrevistar a gente, sentarme a leer, tomar notas y hacer dibujos en una libreta. Todo lo demás me molesta, compañero incluido.
 
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
 
Su silencio.
 
¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?
 
Volvería a viajar a Egipto con toda mi familia, igual que lo hicimos en 1985. Nunca he sentido tanto amor como en aquel viaje.
 
¿Cuál es su principal defecto?
 
Mis cualidades principales –capacidad de soledad, capacidad de concentración, capacidad aislamiento- son defectos para los demás.
 
¿Y su principal cualidad?
 
Mis defectos principales –capacidad para pasarme horas riendo, siempre y cuando no sean horas de trabajo- son cualidades para los demás.
 
¿Qué libros lee cuando viaja?
 
Novelas escritas por autores del país al que voy. Por eso me gusta Albania, porque casi no tiene escritores.
 
¿Y qué está leyendo ahora?
 
El lobo de mar de Jack London. Me dicen que es una novela juvenil y yo les respondo que no tienen ni puta idea de lo que dicen.
 
¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?
 
Sí. El papelito donde tomo notas acaba quedándose dentro del libro. Nada como reencontrarlo al cabo de los años.
 
¿Cuál sería su mayor desdicha?
 
Tener que ganarme el pan con el sudor de mi frente. La necesidad de conseguir dinero para vivir es lo peor que le puede pasar a un escritor.
 
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
 
Warlock de Oakley Hall. Una novela épica ambientada en el Lejano Oeste. Incluso me hubiera gustado ser cualquiera de los personajes, principalmente cualquiera de los que no mueren.
 
¿Dónde le gustaría vivir?
 
En Madrid. La industria cultural está en Barcelona, pero los escritores están en Madrid.
 
¿Cuál es su bebida favorita?
 
La Cerveza, sobre todo San Miguel, y whisky, sobre todo Glenfiddich.
 
Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.
 
¡Uf! Te podría decir medio centenar. Cuando alguien le decía a Jaime Gil de Biedma que se había leído Crónica de una muerte anunciada, el poeta le preguntaba: ¿Y en qué página la dejaste? Creo que se podría preguntar eso con muchísimos grandes clásicos.
 
¿Cuál es su ciudad preferida?
 
Región, de Juan Benet. No es una ciudad, pero espero que sirva.
 
¿Quiénes son sus escritores favoritos?
 
Hace unos años te habría dicho que Thomas Bernhard, Robert Walter, Enrique Vila-Matas y W.G. Sebald. Actualmente digo Ramón J. Sénder, Oakley Hall, Gonçalo Tavares y yo mismo.
 
¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?
 
«Cuando ves a un hombre de verdad, ¿a que te avergüenzas de lo que eres?», en Warlock de Oakley Hall.
 
¿Qué música suele escuchar?
 
Soy una analfabeto musical. Me gusta la música que escuché durante la infancia y adolescencia. Creo que no he descubierto nada desde entonces y, la verdad, no me importa lo más mínimo.
 
¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?
 
Me gustaría abrazar a Frankenstein y llorar con &eacut
e;l. Me gustaría invitar a un café a Sadam Hussein y pedirle que me explicara su versión. Me gustaría mirar a los ojos de Lolita y saber si realmente era tan fascinante.
 
¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?
 
Jamón de bellota: ni idea (y eso que mi abuelo era de Cumbres Mayores, provincia de Huelva). Copa de vino: ni idea (pero la cerveza cuesta 1,60 euros en el bar de debajo de mi casa). Un libro de poemas: el de un autor corriente, 12 euros; el de un autor que merezca tapa dura, 20 euros. Una onza de chocolate: ni idea de cuánto es una onza.
 
Recomiende un par de obras de arte.
 
Cualquiera de Antonio López o Eduardo Arroyo. En todo caso, también Edgard Hopper o Tiziano.
 
¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?
 
Una novela de no-ficción sobre la intervención de las tropas españolas en la Guerra de Irak. (Esta respuesta justifica muchas de mis contestaciones a lo largo del cuestionario, ya que mi mundo gira absolutamente en torno a la literatura bélica y a la actualidad del mismo tema).
 
¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?
 
A solas, como los medicamentos. Uno tiene que ser consciente del sabor real de las cosas amargas.
 
¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
 
Detesto, odio y me cabrean las interrupciones durante mi jornada laboral. Mirándolo por separado, detesto a los conductores que cada día tratan de hacerme caer con la moto. Odio tener que dedicar un segundo a libros que no merecen ni un escupitajo. Me cabrea el éxito de los novelistas que no se preocupan lo más mínimo por el lenguaje. Esto me cabrea muchísimo.
 
Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.
 
Estoy convencido de que la nueva novela de Fernando San Basilio es buena. La tengo en la mesita de noche, pendiente de lectura, y espero no equivocarme.
 
Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.
 
A chorus line, de Richard Attenborough, Lost hightway de David Lynch y cualquiera de Rebeca Linares, una actriz porno fascinante.
 
¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?
 
El río que nos lleva. La película es de Antonio del Real, y me llevó a la novela de José Luis Sampedro.
 
¿Qué suceso de la historia admira más?
 
La invención de la electricidad.
 
¿Qué red social de internet prefiere?
 
Twitter. Facebook me parece para almas en pena, mientras que Twitter tiene un carácter más profesional.
 
¿A quién le hubiese gustado entrevistar?
 
A Ernest Hemingway mientras se pegaba los pelos postizos del pecho, a Vargas Llosa después de arrear un guantazo a García Márquez y al negro de Ana Rosa Quintana mientras veía por la tele a su ‘representada’.
 
Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
 
Siempre culpable. Y lo digo muy en serio.
 
 
Álvaro Colomer es periodista y escritor.
 

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