Una entrevista ligera a David Roas
»Paso de los monumentos que no te hacen sentir nada.
Por José Havel y Javier Lasheras.
¿Qué valora más en un viaje?
La independencia. Y que me lleve a un lugar donde se coma bien. Ver cosas bonitas comiendo platos asquerosos, arruina un viaje. No soy ningún explorador ni un fanático progre capaz de sufrir lo indecible para recorrer la Mongolia Exterior o los pintorescos pueblos de la India selvática.
¿Qué es lo que más le gusta hacer a las 8 de la tarde?
Tomar una cervecita, siempre que se pueda.
¿Cuál es el riesgo principal de viajar con usted?
Que te asalten distorsiones y horrores cotidianos diversos… Siempre que viajo me pasan cosas raras… O quizá todo sea culpa de que mi mirada sobre la realidad ya es rara y eso provoca que las cosas se descontrolen.
¿Qué valora más para elegir un acompañante?
Que le guste comer y beber bien.
¿Cuál es ese lugar al que siempre le gustaría volver y por qué?
Difícil elegir. Quizá últimamente sea Lima. El año pasado pude vivir allí 2 meses seguidos y fue una maravillosa locura. Y se come de miedo. Y la literatura, brutal… Aunque lo mismo puedo decir de Dublín (cambiando la comida por la bebida)
¿Cuál es su principal defecto?
Soy un pesado discutidor.
¿Y su principal cualidad?
Soy muy disciplinado en todo lo que hago.
¿Qué libros lee cuando viaja?
No escojo nunca en función del viaje. Lo que llegue a mis manos en ese momento.
¿Y qué está leyendo ahora?
Dos libros de cuentos de amigos escritores del otro lado del Atlántico: Cuentos para no matar y otros más inofensivos, de Giselle Aronson, e Histórias para ninar dragões, de Wilson Gorj. Combinados con El día de la langosta, de Nathanael West.
¿Es usted de los que leen con lápiz y papel a mano?
Siempre. Y muchas veces no para anotar cosas sobre el libro, sino para apuntar ideas que me surgen mientras leo acerca de lo que yo mismo estoy escribiendo en ese momento.
¿Cuál sería su mayor desdicha?
Además de morirme (de lo que no se librará uno, por lo que aquí no vale el condicional “sería”), la ceguera, la sordera…
¿Qué obra publicada le hubiese gustado firmar?
Buf, muchas… Desde Ficciones, de Dios-Borges, a El corazón de las tinieblas, de Conrad, pasando por las Alicias de Carroll, el Ulises de Joyce, varios cuentos de Cortázar… Por pedir que no quede… Y si pienso en obras más recientes, varios cuentos de David Foster Wallace, Ajuar funerario del gran Fernando Iwasaki, Los altillos de Brumal de Cristina Fernández Cubas, varios cuentos de Lorrie Moore…
¿Dónde le gustaría vivir?
No creo que exista una ciudad perfecta… Si pudiera, construirá una con lo mejor de las que más me gustan (véase la respuesta a la pregunta 16)… Eso sí, no viviría nunca en un pueblo (lo hice de 1975 a 1995 y fue bastante horrible), ni en el campo (necesito asfalto bajo los pies… y buenos bares)… Eso sí, sea donde sea tengo que tener el mar al ladito.
¿Cuál es su bebida favorita?
La cerveza, el orujo casero, el Albariño, el whisky de malta… y el Jameson, un gran amigo (y el mejor compañero para ver The Wire una y otra vez).
Dígame un par de grandes novelas que se le atragantaron o nunca pudo terminar de leer.
Eso lo tengo mucho más claro, y sé que confesarlo siendo profesor de Literatura Comparada quedará mal (por eso sólo diré una): En busca del tiempo perdido. Nunca he logrado pasar del segundo tomo… Lo siento, pero es un puro coñazo. Me aburro. Paso de los monumentos que no te hacen sentir nada.
¿Cuál es su ciudad preferida?
No puedo escoger una sola, porque no creo que ninguna sea perfecta. Te digo mis preferidas (sin orden), de las que recortaría partes y con ellas crearía un Frankenstein a mi medida: Barcelona, Dublín, Madrid, Lima, Lisboa, Palermo y Nueva York.
¿Quiénes son sus escritores favoritos?
Algunos ya los he mencionado antes: Borges, Poe, Joyce, Flann O’Brien, Conrad, David Foster Wallace, Lewis Carroll, Coetzee, Cristina Fernández Cubas, Mrozek, Kafka… Y varios más.
¿Cuáles son sus palabras predilectas o su frase favorita?
«Saliendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria» (Groucho Marx).
«Corría el año 1987. La moda de beber a lo loco nos dio a todos una razón para vivir. Las superautopistas de la información nos enseñaron lo que cualquier memo opinaba sobre Star Trek. Y la domesticación del perro seguía inalterable su curso» (Homer Simpson, filósofo posmoderno).
¿Qué música suele escuchar?
Rock (sobre todo), blues, jazz, flamenco… (nada de clásica, me deja frío, y eso es lo peor que le puede pasar a la música)… Mis favoritos, los que más escucho: Nick Cave, Tom Waits, The Black Keys, P.J. Harvey, The Pixies, Mark Lanegan, Johnny Cash…
¿Con que personajes históricos y personajes ficticios le gustaría pasar una velada?
Siempre con alguien con el que pudiera pasar un rato divertido e inteligente.
*Reales: Groucho Marx, los Monty Python, Bukowski, Dorothy Parker, Frank Zappa, Flann O’Brien… Evitaría por todos los medios reyes, emperadores, militares, grandes filósofos, escritores sublimes (sobre todo poetas), científicos excelsos, pintores profundos… seguro que eran muy aburridos y fatales conversadores… y peores bebedores.
*Ficticios: yo creo que hay pocos con los que pasaría una velada: Ignatius J. Reilly (aunque acabaría matándolo, durante un rato tiene que ser genial), Henry Chinaski…
¿Por cuánto sale, más o menos, una ración de 100 gramos de jamón ibérico puro de bellota, una copa de vino, un libro de poemas y una onza de chocolate?
Evitando entrar en el maldito terreno económico, de esos cuatro productos el que cuesta más –intelectualmente hablando- es sin duda el buen jamón de bellota.
Recomiende un par de obras de arte.
El Lagavulin (16 años) y Apocalypse Now.
¿En la escritura de qué se halla usted ahora inmerso?
Pues ahora ando puliendo una novela, que espero tener terminada cuando acabe el verano, y ya estoy trabajando en un nuevo libro de cuentos (aunque ya hay otro esperando en la editorial: se publicará a principios de 2013).
¿La crítica literaria la prefiere con agua, con hielo o a solas?
Según quién la haga, mejor con unos orujitos. Las penas y/o las tonterías, con orujo, saben mejor.
¿Qué detesta, odia y le cabrea a un mismo tiempo? ¿Y por separado?
La derecha y la Iglesia. Sólo ellas son capaces de provocarme ese triple efecto. Por separado: detesto a los carotas, odio a los fascistas (de todo pelaje, incluidos los fundamentalistas religiosos y los fundamentalistas-de-lo-políticamente-correcto… es decir, cualquiera que pretenda controlar nuestra forma de pensar y de expresarnos), y me cabrean los rebaños de idiotas que no piensan y se acogen a la primera estupidez que se pone de moda.
Recomiéndenos un libro que aún no haya leído.
La novela El caníbal, de John Hawkes. La compré el otro día siguiendo los consejos de varias personas en cuyo criterio confío. Espero poder hincarle el diente enseguida.
Díganos un par de películas que todo el mundo debería ver.
Apocalypse Now y El Padrino. No sé cuántas veces las he visto… y lo seguiré haciendo.
¿A través de qué película llegó a leer un libro estupendo?
Tengo que decir un tópico: el Drácula de Tod Browning.
¿Qué suceso de la historia admira más?
Evitando los tópicos (ciencia, medicina, escritura…), la invención (¿descubrimiento?) del jamón de pata negra. O el día en que a un tipo se le ocurrió hervir un pulpo.
¿Qué red social de internet prefiere?
Facebook… un perfecto instrumento de propaganda y de intercambio de delirios.
¿A quién le hubiese gustado entrevistar?
A Bukowski.
Y por último, ¿cómo se declara usted, culpable o inocente?
Culpable, siempre culpable.