Escritores clandestinos: una aproximación a la literatura hecha desde Asturias, por Rubén Rodríguez. 8/I/10

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El pasado veinte de diciembre, al echar mano de Babelia, el suplemento cultural de El País, me llevo una sorpresa –inicialmente grata– cuando descubro un encarte de veinte páginas dedicadas en exclusiva al estado cultural del Principado de Asturias (Número 944. El País, Viernes 25 y Sábado 26 de Diciembre de 2009). Iniciativa que, aunque huele apromoción publicitaria por los cuatro costados –basta con echar un vistazo a las veinte páginas publicitarias incluidas: Centro artístico Laboral de Gijón, etc.-, siempre es de agradecer.

La alegría, no obstante, torna de inmediato en decepción cuando descubro que, una vez más, la descripción que se hace del panorama literario actual en Asturias es no sólo breve –artículo de la Semana Negra aparte, tan sólo dos páginas sobre el tema–,sino, lo que es más grave, sesgada e incompleta: de las citadas dos páginas, una está dedicada al diálogo entre Xuan Bello y Ricardo Menéndez Salmón; la otra, a un recorrido apresurado y mutilado, por la ‘escena’ literaria actual.

"La muestra por la que se ha optado

está muy lejos de ofrecer una imagen objetiva"

¿Por qué este suplemento, que debería aspirar a la ecuanimidad incluyendo al mayor número posible de voces, destaca a determinadosautores y deja fuera a otros de igual o incluso mayor importancia en el panorama de las letras regionales? ¿Es tan evidente sesgo producto de un mero ejercicio fallido de periodismo o hay algo más detrás de este  ejercicio de selección?
Yo sospecho que hay algo más. Permítanme explicarles el por qué.
En primer lugar, dudo del contexto tal y como se ha presentado: esa especie de gallina de los huevos de oro en la que, a tenor de lo publicado, parece haberse convertido la región en términos de producción literaria. Pese a tantas declaraciones bienintencionadas como incluye el citado suplemento –“Edad dorada de la poesía y narrativa asturianas” “Eclosión e infraestructura editorial autóctona vienen bien engrasada”“Política cultural y literaria de altas miras”…–, la realidad es otra y muy diferente. Las editoriales regionales tienen graves problemas financieros y viven a expensas de las subvenciones; los libros editados aquí tienen una presencia nula fuera de la región; los escritores apenas son promocionados y considerados, y los pocos que triunfan lo hacen publicando fuera de nuestras fronteras y después de largos y trabajosos años de silencios, zancadillas y un cúmulo de despropósitos; no hay una política clara por parte del actual gobierno regional, ni la hubo tampoco durante los gobiernos anteriores.
Y si el análisis del paisaje es inexacto en las citadas páginas, la descripción del paisanaje es cuando menos sorprendente. Para empezar, llama la atención la ausencia de la Asociación de Escritores de Asturias (AEA), unaentidad que, sin ser perfecta, ha luchado por dignificar la figura del escritoren Asturias. Y que, diez años después de su creación, y a pesar de las zancadillas y del continuo ninguneo por parte de unos cuantos escritores supuestamente consagrados,  de periodistas, de editoriales y de la propia administración pública, se ha asentado con bases bien sólidas en el imaginario colectivo. Véanse a este respecto los Premios de la Crítica de Asturias o las Jornadas de Literatura, entre otras muchas acciones y actividades que esa entidad ha venido promoviendo no sólo en Asturias sino también en Madrid y en Barcelona, y para ello me remito a la página de dicha asociación donde el lector encontrará buena información de lo dicho con anterioridad (www.escritoresdeasturias.es).  
Más ausencias. Al parecer, en un reportaje de estas características no merecen ser incluidos, y eso que escriben tanto en asturiano como en castellano, desde dentro y fuera de Asturias, narradores como José Avello, Carmen Gómez Ojea, Luis Fernández Roces, Rafael Reig, Fulgencio Argüelles, Diego Medrano, Pepe Monteserín, Gonzalo Suárez, Jorge Ordaz, Nacho Guirado, Eugenia Rico, Julio Rodríguez, Ángel García Prieto, Miguel Rojo, Milio Rodríguez Cueto, Pablo Rodríguez Medina, Pedro Antonio Curto, Antonio Valle, Susana Pérez Alonso, Saúl Fernández, Mariano Arias, José Luis Espina, Fernando Fonseca, Miguel Ángel Galguera, Javier García Cellino, Manuel Herrero Montoto, Félix Blanco, Xuan Santori, Armando Murias, Roberto González Quevedo, Pedro de Silva, Chus Fernández, Jaime Herrero, Ramón Lluis Álvarez, Pilar Sánchez Vicente…
 
"Al parecer, en un reportaje de estas características
no merecen ser incluídos muchos narradores y poetas"
 
Tampoco aparece ni por casualidad nombre alguno extraído de la genial cantera autóctona de autores dedicados a eso tan difícil que es la literatura infantil y juvenil. ¿Dónde están Juan José Lage y su revista Platero, merecedora del Premio Nacional al fomento de la lectura? ¿Qué ha sido de gente tan prestigiosa como Gonzalo Moure, Carmelo Fernández, Blanca Álvarez, Mónica Rodríguez o Mª Luz Pontón?
¿Y qué ha sido de la enorme legión de poetas que pueblan estas tierras? Una comunidad heterogénea en la que cabe de todo: figurativos, cultivadores de la escuela del silencio, otros más realistas, los que gustan de la poesía de la conciencia o los llamados francotiradores. La lista es también de dimensiones telefónicas: Jordi Doce, Fernando Menéndez, Javier Lasheras, Ricardo Labra, Juanjo Barral y el colectivo de La última canana de Pancho Villa, Jaime Pride, Alejandro Céspedes, Miguel Postigo, José María Castrillón, Rosario Neira, David Suárez, Ada Menéndez, Francisco Álvarez Velasco, Francisco Alba, Eduardo Errasti, Esther Prieto, Herme G. Donis, Taresa Lorences, Lourdes Álvarez,Teresa Soto…
Tampoco incluía el especial de El País a ninguno de los ensayistas o periodistas culturales en activo: Jesús Palacios, José Havel, Francisco García Pérez, Tino Pertierra, Chus Neira…
Y por último, el supuesto análisis eludía totalmente a la caterva de jóvenes cachorros clandestinos, de entre los cuales me vienen ahora a la cabeza nombres como: Laura Manzano, Natalia Menéndez, Santiago Bertault, Laura Casielles, Alejandra Sirvent, Lauren García, Anibal del Valle, Pablo Texón, Pablo X. Suárez, David Barreiro, Manolo D. Abad, Diego Álvarez, David Fueyo…
 
"El citado suplemento recurría a un grupo de escritores que,
aunque se queja de forma amarga,
  va a parar una y otra vez los parabienes de las instituciones oficiales"
 
 
Por contra, el citado suplemento recurría únicamente a un abanico de escritores que es, desde hace más de 20 años, lugar común y falso escaparate de lo que en realidad se hace en Asturias. Un grupo que, aunque se queja de forma amarga, es curiosamente al que van a parar, una y otra vez, los parabienes de las instituciones oficiales y que, calculado a ojo, representa tan sólo el 20% de la producción literaria de la región.   

Por supuesto, nadie en su sano juicio podría aspirar jamás a la inclusión en un suplemento de estas características del 100% de escritores, grupos, escuelas o tendencias que cohabitan en una misma región. Pero de ahí a lo publicado hay un trecho. Y la muestra por la que se ha optado está muy lejos de ofrecer una visión objetiva y con aspiraciones aglutinadoras. El panorama literario asturiano es mucho más que ese manido 20% de ese suplemento publicitario incluido en El País.
En fin, como decía al principio, tal vez todo esto no haya sido más que un desliz en la obtención de datos, cuya consecuencia directa es la perpetuación de una imagen distorsionada y muy poco feliz de la literatura actual realizada por autores nacidos o residentes en Asturias. En el caso de que sólo haya sido eso, hemos de lamentar, como mínimo, que esta promoción publicitaria financiada con dinero público no sirva para representar a todos.

Y temo que habrá que ir pensando o en otras fórmulas para hacerse oír. En fórmulas alternativas para iluminar a una Asturias creativa ignorada. En maneras de evitar visiones reduccionistas y mal informadas. En reivindicar de una vez por todas la pluralidad y la musculatura de los numerosos escritores clandestinos que siguen creando desde una Asturias que es de todos, aunque por lo visto, al Gobierno de turno no se lo parezca.                                                                                   

 

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