José Antonio Coppen: “Vivir en la reflexión”

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María Esther García López

El pasado día 24 de julio nos dejó José Antonio Coppen, amigo entrañable, cronista oficial de Lugones y socio de la Asociación de Escritores y Escritoras de Asturias, que tengo a bien presidir. Pero José Antonio fue muchas más cosas, fue, sobre todo, trabajador incansable, generoso y humano. Era persona leal y sin dobleces, enamorado de su  Lugones del alma, al que vivió pegado y entregado con cariño y tesón, y al que dedicó muchas horas de su vida. Se fue ligero de equipaje, pero  deja una gran herencia cultural para su tierra natal y para Asturias. A lo largo de 60 años, contribuyó con su incansable trabajo a que Lugones sea la ciudad que hoy conocemos.

Tuve el gusto de presentar su último libro, “Vivir en la reflexión”, en mayo de 2021 y aquel día me dijo: “es el último que escribo”. De ninguna manera pensé que se iba a cumplir su pronóstico, pero así fue. Y por ser su última obra y como un sencillo homenaje, voy a copiarme a mi misma (hoy copiar está de moda) y reproducir algunas de las palabras que le dije aquel día de mayo, en el que en mi intervención hice un simil sobre los libros y las flores, asegurándole  que su obra nunca se marchitaría.

En “Vivir en la reflexión“, que publica dos años después de la trilogía dedicada a Lugones, nos regala José Antonio  casi un centenar de textos de gran valor literario; reflexiones profundas, pensadas, escritas, resumidas y acertadas. La lectura de esta obra no va a dejar indifernte a sus lectores.  Sus textos son ágiles, fáciles de leer y “nos llegan”. Hoy estamos acostumbrados a la brevedad, al minimalismo, a que todo tiene la validez de un instante. Me apropio de unas palabras de de Baltasar Gracián, que ya en el s. XVII nos dejó dicho: “lo bueno si breve dos veces bueno”. Escribir breve y decir algo, o más bien decir mucho en pocas palabras, no es fácil. Solo alguien con el arte en el manejo de la pluma, como José Antonio Coppen, lo consigue. Los textos que encontramos en “Vivir para la reflexión son cortos, pero dicen mucho en la extensión de una página. Son artículos que enganchan, y que vamos a volver a leer en distintas ocasiones. Es, en sí, un libro de consulta.

En estas hermosas reflexiones nos advierte Coppen sobre las virtudes humanas, sobre los valores que adornan o debieran de adornar a las personas, pero también sobre defectos y miserias de los que nos habríamos de poder desprender y que tristemente afectan a esta sociedad en ruinas. (Siento ser pesimista). Componen este libro textos sobre el acoso psicológico, el altruismo, el silencio, la venganza, el envejecimiento, la astucia, la calumnia, la amistad, la primavera, el narcisismo, el liderazgo, el humor y la risa, el amor, el plagio, el árbol, el arte y la artesanía, la ópera, la música, la felicidad, la honradez, la nostalgia  la sinceridad… en fin, todo un tratado de vida.

Hace José Antonio en su obra constantes alusiones a los clásicos, tanto filósofos como literatos: Séneca, Nietche, Cicerón, Horacio, Zenón de Citio, Epicuro de Samos, Confucio, Aristóteles, Sakespeare, Cervantes, Unamuno, Juvenal, Francis Bacon, Leonardo da Vinci, Alejandro Casona, Antonio Machado, Oretega y Gasset, entre otros. Porque la filosofía es necesaria para intentar entender el porqué de nuestra existencia y nos ayuda a comprender el comportamiento del ser humano y su relación con el entorno; a entender nuestro “aterrizaje” en esta tierra para comprender, en parte, aquello para lo que  no encontramos explicación.

Querido José Antonio, te felicito de nuevo y deseo que te lleguen mis palabras allí donde te encuentres descansando. Te felicito también por el amor a los tuyos, familia y amigos, y a este cachín de tierra astur que es tu Lugones. De tus escritos se desprende amor al lugar donde por primera vez viste la luz. Ese lugar en el que  tuviste la suerte de poder realizar tu carrera de vida. Nada más grande que el cariño y el apego al lugar donde nacemos. Ese lugar al que nos une un hilo invisible, hilo que no se debe de romper jamás y que tú supiste mantener vivo  con tu incansable labor. Así en este caminar por tus tierras se fue alimentando tu conocimiento y entrega a Lugones, que como otros muchos puntos de nuestra geografía, se fue transformando y progresando en las últimas décadas. Mantuviste el contacto con el suelo en el que diste los primeros pasos, porque como bien dices en el artículo “Latidos de la vida” (parafraseando a  Antonio Machado), “Nunca perdáis el contacto con el suelo porque solo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura”. Fuiste notario de Lugones Tus colaboraciones fueron constantes en distintos periódicos, como Región, LNE, El Comercio, y revistas referidas al entorno, colaborando durante cuatro décadas en la revista El Carbayu de la que fuiste su alma.  Que descanses en paz, querido amigo.

José Antonio fue nombrado en 2018 cronista de Lugones por el Ayuntamiento de Siero, pero él fue cronista de su tierra desde su juventud. Nos ha ido dando cuenta  de su tierra natal a lo largo del tiempo, actividad que se remonta muy atrás, allá por los años 60. La historia de vida, la historia literaria y periódística del autor es fecunda y admirable. Más de medio siglo  dedicado a escribir sobre las circunstancias de su pueblo,  entre otras cosas, porque como él nos dice en uno de sus relatos “Lo que no se escribe muere”.

Su pueblo, Lugones ha sido su fuente de inspiración. Nada más hermoso.

José Antonio, en ti se cumplirá lo que nos dejó dicho el poeta Horacio, “No morirás del todo”, y me permito añadir: porque dejas para Lugones y para Asturias una escultura de palabras que nadie podrá destruír. Y más porque está construida con el acero del amor a tu tierra.

Enhorabuena por todo, amigo.Te queremos. Hasta siempre.

 

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