Fina García Marruz, por José María Ruilópez

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Fina García Marruz:
Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
Tengo la sensación de que los grandes premios literarios, en demasiadas ocasiones, llegan un poco tarde. Así sucede con el XX Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana concedido a la poetisa cubana Fina García Marruz, que el pasado 28 de abril cumplió 88 años. Viuda desde octubre de 2009 del poeta y ensayista Cintio Vitier, Fina García Marruz se inició en la poesía muy joven. Ella misma se descubre como poetisa con la lectura del libro de Juan Ramón Jiménez, “canción”. Cuando éste leyó el poemario de Fina, El adolescente, dijo: “Me pareció que tenía delante, en acuarela prístina, una luz más bella que la de la misma mañana con soplos fríos de diciembre”. Juan Ramón Jiménez tuvo una influencia especial en la poesía y en la vida de Fina García Marruz. Juan Ramón llegó a La Habana y se reunió varias veces con José Lezama Lima, impulsor de la Revista Orígenes, que José Rodríguez Feo, de familia acomodada, financiaba en parte y era su editor, alrededor de la cual crecerían literariamente Final García Marruz, su esposo Cintio Vitier, además de Gastón Baquero, Eliseo Diego, Virgilio Piñera, el padre Ángel Gaztelu, de origen Navarro, Octavio Smith, Bella Esther García Marruz, Lorenzo García, Julián Orbón, de origen asturiano, José Ardévol, de origen catalán, Cleva Solís, Mariano Rodríguez, René Portocarrero, y Agustín Pi. En su poema al músico avilesino Julián Orbón escribe:
 
Más cerca, más inmediato,
más, ay, sentado en el piano
un duende de lejanía
era la mano. 
 
    Ella y su esposo Cintio Vitier se conocieron en una conferencia que dio Juan Ramón, del que ambos eran admiradores, en La Habana. Juan Ramón había llegado a Cuba con su esposa Zenobia desde Washington en 1937, huyendo de la Guerra Civil española, y se hospedó en el hotel Vedado, hoy Victoria, en el que Cintio Vitier colocó una placa conmemorativa años después. «Yo me fijé en ella porque llevaba una gorra que no estaba de moda entonces», dijo Cintio Vitier de aquel primer encuentro con Fina. Allí se hicieron novios, Cintio de Fina, y el poeta Eliseo Diego de su hermana, Bella Esther.   En su poema titulado Juan Ramón escribe:

¿Cómo creer que la tumba
tuya, en tu cementerio de Moguer,
te guarda bajo su lápida
mejor que el ciprés allí plantado,
con su cimero verde
profundo y melodioso? 

 

 
     Fina García Marruz publicó su primer poema, Aviones en la revista Ayuda. Después un ensayo poético, Sobre la rima. En 1942 Poemas.    En 1947 Transfiguración de Jesús en el Monte. Visitaciones, 1970. Viaje a Nicaragua, junto a su marido Cintio Vitier, en 1987.   Ensayos sobre José Martí, Temas martianos y Darío, Martí y lo germinal americano en 2001.   Fue nominada al Premio Cervantes, y en 1990 obtuvo el Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura de Cuba. En 2010 la editorial Pre–Textos publicó en España El instante raro una esplendida antología de sus poemas llevada a cabo por Milena Rodríguez Gutiérrez.
     El haber sido la esposa de Cintio Vitier le ha dado una felicidad matrimonial y un entendimiento intelectual envidiables. Pero, a la vez, la ha ubicado en un segundo plano en muchas situaciones poéticas dado el alto nivel intelectual de Cintio y su preeminencia social y política, fue también diputada de la Asamblea Nacional. Cuando hablé con la poetisa premiada en su casa de El Vedado de La Habana, para mi libro Así me habló La Habana, se confabula con la presencia de su marido. En sus palabras hay una cierta contención, un milimétrico cuidado por no sobrepasar el punto de conflicto o la aseveración socio–política no acordada. Y mira de vez en cuando a su marido, como para pedirle una autorización, que no necesita, pero que solapadamente solicita para evitar una confrontación intelectual en la charla conyugal posterior al encuentro.    
     En aquella ocasión me dijo: “Lezama llamó a sus poemas infieles. Yo creo que los míos son un poco infieles también, porque tan pronto puedo hacer una cosa asonantada, como consonantada, como de pronto no terminar con ninguna rima”. Hablando de la actualidad opinaba que «ahora la televisión todo es violencia, no sé por qué en España se permite tanta violencia».   El pasado Noviembre tuve ocasión de charlar con ella de nuevo en su despacho del Centro de Estudios Martianos, donde la asisten dos secretarias, una de ellas de origen nicaragüense, y donde dedica parte de su tiempo en recopilar y ordenar papeles del que fuera su marido, Cintio Vitier, con el que mantuvo una relación profunda y fructífera que yo creo ha trascendido más allá de la muerte de aquel. No en vano, en la dedicatoria de su antología El instante raro me escribió: «… con el recuerdo del día en que lo conocimos…»  Un plural que lo incluye a él, aunque ya haya fallecido. La charla derivó hacia la longevidad de los cubanos. Y me habló de su teoría de que pasados los ochenta años con cierta salud, las personas entran en lo que ella denominó «un aire nuevo, donde algunas personas experimentan incluso una segunda dentición». Seguro que Fina García Marruz va a disfrutar este premio, «con ese aire nuevo», muchos años más
 
José María Ruilópez es autor de Así me habló La Habana.
Fotografía cedida por el autor.

 

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