En la vida de todo ser humano hay un momento en que todo se rompe. Desde el interior de ese momento, la vista sólo alcanza a percibir la altura de las paredes que están formando el límite. El cerco en uno mismo. Yo tuve mi momento y no encontré horizonte al final de los ojos. Estaba solamente a 469 km de Gijón “por vías rápidas”. www.escritoresdeasturias.es esta página fue la única manera en que supe empezar a volver.
Alejandro Céspedes
Foto: blog del autor.