¿Una catarsis colectivista en Corea del Norte en medio de un espectáculo coreográfico multitudinario? ¿Una fiesta con meretrices rusas en Transnistria, la región separatista de Moldavia no reconocida por la comunidad internacional? ¿Una revolucionaria táctica de regateo inverso en la cordillera andina a cuatro mil metros de altitud? ¿Un riguroso control preventivo del tráfico de cítricos en un borde interestatal australiano?
A éstas y otras apasionantes experiencias se enfrenta el autor de la presente obra, cuyas crónicas constituyen un compendio de la más absoluta trivialidad cosmopolita y una curiosa mutación de la aventura del viajar.
Una demostración de cómo la irrelevancia impregna todos los aspectos de nuestra existencia, incluida la pulsión de huir de la rutina diaria mediante la exploración de lugares remotos o estrafalarios, almorranas geopolíticas o destinos a precio de saldo ofertados por las compañías lowcost.
UNA ESTIMULANTE MEZCLA ENTRE VIAJE A LA ALCARRIA, MIEDO Y ASCO EN LAS VEGAS Y LA GUÍA DEL AUTOESTOPISTA GALÁCTICO.
«Con frecuencia uno se olvida de que las miserias cotidianas se convierten en algo muy difícil de sobrellevar cuando se encuentra de repente detenido, sin saber qué hacer, en medio de ese cruce adónde le ha llevado el GPS, sito a un montón insultante de kilómetros de casa. Y aquí está El turista perplejo para recordárselo».