Según los dictámenes médicos, yo debería haber fallecido el 23 de julio de 2017. Pero se conoce que la infatigable parca de Joan Manuel Serrat, el último nombre de la existencia, vino a segarme con la guadaña mal cabruñada y, como suelen pagarse muy caros los excesos de confianza, de vacío tuvo que marcharse. Tendido en la cama del hospital, sujeté por la pechera al cardiólogo de turno y le pregunté: «Oye, tú, ¿la diño o no la diño?». «Parece ser que, de momento, no», me respondió el especialista con la extrañeza reflejada en su rostro pálido, huesudo, como de enfermo grave. Pasó un mes, pasaron dos meses, y, recluido en mi hogar, volvieron a acosarme nuevos personajes. Traté de alejarlos, de convencerlos con mis discursos silenciosos, admonitorios: Comprobad mi estado vosotros mismos, amenazo ruina inminente de la cabeza a los pies. A simples bosquejos podrían quedar reducidos, a sencillos bocetos sin pies o sin cabeza incluso. Todo en vano, insoslayable mi pasión por las ficciones propias y ajenas. De modo que, al igual que en la interminable posguerra hicieron los maquis, me eché al monte y acabé en El Valle de las Fuentes, del que tanto me hablaron mis ancestros. Y en El Valle de las Fuentes sigo. No me escondo, simplemente espero. No he podido ni bautizar a mis últimos hijos de papel, con pies y cabeza pese a los dictámenes médicos y a mi ruina evidente, pero creo que eso, lo de las presentaciones y demás, no les importa mucho: no serán leídos, pero ahí están, como yo, esperando.
Declarado en Oviedo, Asturias, en septiembre de 2020.
José Ángel Ordiz Llaneza (Sotrondio, Asturias, 1955)
Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Oviedo, funcionario de carrera después, fue profesor de Física y Química en varios institutos de Educación Secundaria, principalmente en el Padre Feijoo del barrio gijonés de La Calzada, donde obtuvo en 1990 el Premio Nacional a la Experimentación por la relevancia del trabajo desarrollado como miembro del equipo pedagógico del Proyecto Mercurio.
Inició su labor literaria con la novela corta Bosquejo de una sombra (Premio Diputación de Asturias 1980). Sus relatos breves figuran en diversas revistas y antologías. La mayor parte de estas narraciones están reunidas en los libros Relatos impíos (XI Premio de la Crítica de Asturias), El fin y otros relatos de supervivencia, Club Lola y otros espectáculos, Extravíos, Violencias, La vida y otras ficciones y Relatos de carne y hueso. Ha publicado las novelas Las muertes de un soñador (Premio Cáceres 1994, ediciones ampliadas y corregidas en 2010 y 2014), Buenas noches, Laura (Premio Onuba 2006), Mujer te doy (Tercer Premio Casa Eolo-Fundación Bolskan), El narrador de historias fantásticas (Traducida a varios idiomas), Las luces del puerto (XII Premio de la Crítica de Asturias y Premio Taza de Oro del Club de Lectura Café Candás, edición ampliada y corregida en 2016), En aquel tiempo (Finalista en el XXVII Premio Asturias-Fundación Dolores Medio), Sal dulce (Seleccionada como una de las diez obras finalistas en el LIX Premio Planeta, edición modificada en 2018), Circo (Premio Ángel Miguel Pozanco), La vocalista ausente, Lo sucedido y El Valle de las Fuentes.
Norabona, Ángel. Tovia te queda muncho pa escribir, pa entretenenos con coses tan guapes.
Un abrazu.
Esther
Gracias, Esther. Creo que la novela se acabó para mí. Tal vez algún cuento… Ahora prefiero leer. Salud y suerte.