CIEN  AÑOS  DE  LEONARDO  SCIASCIA  Y  CUARENTA  DE  SU “TEATRO  DE  LA  MEMORIA”

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Por Ángel García Prieto

El día 8 de enero de 1921 nació en Racalmuto (Agrigento, Sicilia) el escritor italiano Leonardo Sciascia, considerado como un clásico del s. XX, que además es referente y guía para un buen grupo de escritores sicilianos más actuales. Tiene publicadas en español más de una quincena de novelas, entre las que se podrían citar El día de la lechuza, El Consejo de Egipto, El caballero y la muerte, Puertas abiertas, El contexto, La bruja y el capitán o La desaparición de Majorana.

Fue maestro de escuela en su tierra natal, Racalmuto y en Caltanissetta, hasta 1969 en que pasa a dedicarse por completo a escribir opinión en la prensa y a editar narrativa, a la vez que mantenía actividad política, siendo concejal y diputado, hasta su fallecimiento de cáncer en 1989, en Palermo. Comprometido en sus ideas políticas, su obra le sirve para denunciar el abuso de poder y por eso el talante de su narrativa muchas veces se mueve en el ámbito de lo histórico. Una gran parte de su creación literaria se desarrolla en la Sicilia de la posguerra, donde la mafia, con su peculiar y criminal actividad y proyección social, se hace el eje de algunos de sus argumentos. Además de criticar ese ambiente social y la hechura de un pueblo que se rinde ante los abusos del poder dominante, Sciascia no pierde oportunidad para hacerlo desde la actitud política de un liberal de izquierda del partido radical, con protagonistas que llevan la fama de comunistas, que tampoco se alinean en su partido, al que con frecuencia también reprueba él mismo.

Además de novelas de ambiente policiaco, ha escrito narraciones que no son de ficción, sino que giran en torno a acontecimientos reales que conmovieron a la sociedad italiana y que además de estar descritos con una tensión literaria de suspense se acompañan de lúcidas y enriquecedoras reflexiones y críticas, como por ejemplo Los apuñaladores, La desaparición de Majorana o El caso Aldo Moro.

En 1981 se publica su libro El teatro de la memoria, que además de la coincidencia de fecha de aniversario, también tiene concomitancia con las polémicas actuales sobre la memoria histórica. El relato trata sobre una polémica historia en torno a la identificación de un hombre amnésico, arrestado el 10 de marzo de 1926 por un pequeño robo en un cementerio de Turín. La esposa de un profesor universitario, desaparecido hacía diez años en un frente de batalla de la I Guerra Mundial y muchas otras personas se empeñan en que se trata de un ciudadano llamado Giulio Canella; sin embargo, datos policiales y forenses, la familia y un alternativo grupo de presión, se mueven en la idea de que es un tipógrafo turinés, llamado Mario Bruneri, que estaba buscado por la policía en relación a otros delitos menores. Varios juicios, en diversas instancias y tribunales, dan lugar también a que se vaya haciendo cada vez más difícil conocer la verdad entre los engaños del recuerdo y los intereses de una y otra facción en que, sobre el tema, se dividió la sociedad italiana.

Recuerdos e intereses, que siempre se han enredado y que se siguen dando a vueltas, como bien sabemos aquí en España, desde hace unos años,  en torno a la llamada memoria histórica.

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