Diego Medrano o el arte de devorar historias: Tapa el sol con el pulgar. Por Rubén Rodríguez (30/11/2009).

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Diego Medrano,

Tapa el sol con el pulgar,

Valladolid, Difácil, 2009.

  

 Diego Medrano o el arte de devorar historias.

Ante la recesión económica, la crisis llega a nuestras librerías y editoriales, contra viento y marea algunas editoriales independientes continúan trabajando, un nuevo libro sale a la superficie de este mar literario como ave fénix. Autor y personaje van de forma inexorablemente unidos, Asturias tiene en Diego Medrano a uno de los escritores jóvenes más polémicos de los últimos tiempos, columnista incansable, polemista perpetuo, llega a nuestras librerías su último hijo literario, su nueva novela: Tapa el sol con el pulgar. Autor prolífico: cuatro poemarios, un libro de diarios, otro de correspondencias con Leopoldo María Panero, dos novelas, un libro de microrrelatos y otro de relatos (“Sobrevivir puede ser muy divertido”, editorial Difácil, 2008), el cual nos da bastantes pistas en cuanto a estilo y personajes de la notable novela que tenemos entre manos.

Tapa el sol con el pulgar sigue la tradición de la novela de ideas bajo un tono poético y deudora de los maestros del surrealismo francés. Tres personajes viven en el Madrid actual, artistas todas ellas: Una músico, una actriz y una escritora confluyen en una ciudad que no permite el fracaso ni tampoco el reproche; entre politoxicómanos, bohemios y vagabundos, las tres mujeres: Mercedes Hinojosa, Margot Asín Palacios y Claudia Signoret intentan sobrevivir ante una ciudad opresiva que no perdona a nadie. Tres seres que se debaten entre la vida, la muerte y la destrucción, vidas todas ellas unidas  por el fracaso (“El fracaso suele ser concéntrico, recurrente, áspero, en el punto de salida uno es las ilusiones que se hace de sí mismo, para luego pasar a ser su más estricta negación…” Pág. 54.).

Una ciudad, el Madrid contemporáneo que el autor liquida de forma simple en muchos casos, jugando al tópico típico de la ciudad bohemia y fiestera, pero para el escritor este lugar es un pretexto, un decorado posible que muy bien  podría ser otro, pues Diego Medrano nos lleva por el camino molesto de la soledad y sus monstruos para tratar innumerables temas como: La búsqueda de la felicidad de nuestros personajes heridos (“La felicidad es un estado derivado de la capacidad de decisión en un momento dado. No hay que dar explicaciones a nadie, ni siquiera a uno mismo, porque el castigo comienza por el relato ordenado de lo que una persona explica de sí misma a cierto interlocutor conocido o desconocido vestido de verdugo para la ocasión.”Pág. 66.), la huída hacia la soledad perpetua que arrastran los artistas (“El único agente agresor, verdaderamente generador de monstruos de la sociedad moderna, es la soledad.”Pág. 98.), el amor perdido con todas sus devastaciones (“El amor exento de libertad muere. El amor no correspondido muere por inanición, y el amor correspondido muere de saciedad. Sólo en la libertad para el cambio halla el amor la posibilidad de sobrevivir. Sólo el amor infiel vive.” Pág. 27.); el papel del artista y el oficio como escritor son otra de las constantes que aparecen en las obras medranianas y en esta novela no es una excepción, no sólo es un elemento importante sino que me atrevería a decir que es uno de los elementos vertebrales de dicha novela y de su trayectoria literaria anterior (“…pero te advierto que no creo en el hombre lúdico ni el artista lúdico o el escritor feliz.”Pág.93) o (“yo creo mucho en los escritores eléctricos, sin tiempo para reacciones secundarias, como es la propia soledad o el llegar a verse solo.” Pág. 98.).

Diego Medrano entiende que el arte se crea en soledad, es un sino de todo artista como sus tres personajes: artistas, solas y creativas en el Madrid de principios de siglo XXI. Otro nexo de unión importante a tener en cuenta es el alcohol que une tanto a sus tres heridos personajes y que sirve como catalizador creativo y experiencial de mundos ocultos siendo además una forma de conocimiento del otro, tema este que aparece también en esta novela como motor temático esencial (“Mercedes Hinojosa bebe absenta convertida en caracol. Ella piensa o dice mientras bebe que es un caracol, quizás por lo de no salir de casa en mucho tiempo, muchos días uno tras otro como soldaditos de plomo, en los que la absenta es la única aliada, fiel y eterna hada verde” Pág. 23). Pues este libro, Tapa el sol con el pulgar tiene el ritmo de lento compás, como el beber pausado de un alcohólico, de un bebedor profesional que paladea poco a poco los diferentes licores espirituosos y simbólicos que la vida nos ha ido regalando: absenta, whisky, vodka, vino, ginebra… El alcohólico se nos muestra en estas páginas como ser marginal pero también como visionario de la sociedad que le ha tocado vivir.

Las estructuras breves son del gusto del escritor, así, toda la novela está trufada de un tono poético desde sus comienzos de capítulo como sus finales, también la sentencia y la máxima que aparecen dispersas a lo largo de toda la novela consiguen jugar de manera armoniosa con el diálogo de los personajes o las reflexiones de estos (“El Cielo por la temperatura y el Infierno por la compañía” Pág. 139. “El destino es la única patria de los derrotados” Pág. 206 o “Siempre es mucho más el poder de lo que no somos que el de lo que fuimos o nos empeñamos en llegar a ser…” Pág. 257).

Diego Medrano representa al escritor total, imitando en formas y actitudes sin ningún pudor y de manera clara a uno de sus maestros como fue: Francisco Umbral. En estas páginas se va a traslucir a uno de los escritores que ama y se apasiona por la literatura, y eso muy pocos de los presentes novelistas jóvenes transmiten de manera verdadera en la actualidad, sin poses de ningún tipo, pues nos encontramos con la paradoja siguiente: La de mostrarnos temas molestos y reales como la vida misma pero con una gran fuerza vital. Tapa el sol con el pulgares de ese tipo de novelasque nos da  energía, la fuerza literaria y perfecta para la vida. (“La expresión es el atributo constante que exigimos al genio: que hable, que explique, que no se calle; que se exprese constantemente cuando no hay mayor agresión que lo expreso, que no guarde nada para sí, que nos lo cuente todo y en todo momento, a todas horas, sin interrupción…”).

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