Gabi Martínez
Los mares de Wang
Editorial Alfaguara.
Madrid 2008.
Cuando le propuse a Gabi Martínez la presentación del libro Los mares de Wang en la Sala del Portal del Pardo de El Vendrell, aun no me había enfrascado en su lectura. Conocía su obra anterior, Sudd, una novela escrita tras un viaje por el Nilo, sobre la que además habíamos hablado en la tertulia Jacarandá que mensualmente organizamos en Barcelona y en la que también Gabi nos adelantó algunos detalles de este libro.
Si me había animado a proponerle la presentación de este trabajo era porque estaba convencido de que no me iba a defraudar.
Debo reconocer de todas formas que esperaba encontrarme con algo así como una crónica escrita a lo largo de su periplo por la costa China, una especie de cuaderno de bitácora en la que el autor nos va introduciendo en el conocimiento de una geografía a través de sus propias experiencias.
Pero más allá de mi consideración, lo que estas páginas esconden es bastante más que eso. Es una profusa obra en la que el autor nos desgrana capítulo a capítulo la forma poliédrica de un gigante de futuro incierto.
La filosofía, el arte, la religión, la economía, la literatura, la política, son los múltiples aderezos con que Gabi Martínez nos sirve ese trasiego de experiencias en un viaje que serpentea trazando una línea sinuosa que discurre desde Pekin a Dongxing. Veintidós capítulos, veintidós escalas, dieciocho mil kilómetros de litoral que representan la prosperidad de un país, una realidad desconcertante donde capitalismo y comunismo dejan de ser sistemas antagónicos para coexistir en un extraño equilibrio.
“Dalian, Quingdao, Shnaghai, Hong Kong, Cantón, Macao…,ésa era la China que estaba transformando al mundo, y a ella misma. Y parecía dispuesta a hacerlo de una forma tan radical que en adelante la historia se mediría por un antes y un después de la eclosión de sus metrópolis costeras.
La mutación del viejo imperio llegaba desde el mar, espléndida en paradojas. La China litoral aplicaba simultáneamente los antagónicos capitalismo y comunismo al tiempo que ponía la quinta velocidad del desarrollo después del letargo maoísta, obligando a reajustes vitales que no todos estaban en condiciones de asumir.” (pag. 15).
Hay detrás de cada página de este libro un largo y minucioso trabajo de documentación, una profusión de detalles que confiere a Los mares de Wang un calificativo superior al de un libro de viajes.
Pero ¿quién es Wang? Wang es la ejemplificación de ese desconcierto, la personificación de esa paradoja llamada China. Wang es en realidad el auténtico protagonista de esta historia, un joven chino de tierra adentro que nunca ha visto el mar. Un estudiante de español, educado en los valores del comunismo y que se convertirá en el guía elegido por Gabi Martínez para esta singladura.
Estamos ante un relato de descubrimientos encadenados donde el lector no se sorprenderá sólo con la visión del occidental Gabi Martínez, al adentrarse en reveladores escenarios, también conocerá el desconcierto de Wang, el oriental que, a su pesar, va soportando su propio país. Un país que le es ajeno, discordante con las enseñanzas adoctrinadoras en las que ha sido educado, aleccionamientos que han creado una venda tan opaca sobre sus ojos que le impiden aceptar las certezas que, juntos, irán experimentando.
Querido lector, no esperes aquí una visión dulcificada del gran gigante asiático. Ni una coma emocional ha sido alterada para hacer más amable el recorrido por las páginas de este libro.
Desde el primer momento Gabi Martínez, viajero solitario y anónimo, sin recursos suntuosos que le hagan el trayecto más amigable nos transmite las impresiones de un recorrido por unos mares en los que Wang habría preferido no fondear.