Pilar Sánchez Vicente da protagonismo a una biblioteca y un club de lectura en La banda del bótox.
La Vanguardia situaba este verano a Xixón en el mapa de la España Negra con la última novela de Pilar Sánchez Vicente La banda del bótox. Tercera entrega de la serie de la inspectora Sara Ocaña, la acción se sitúa en la ciudad, teniendo un papel protagonista tanto la bibliotecaria del Natahoyo como el club de lectura de esa biblioteca (en la ficción, claro).
Todavía convaleciente de las heridas recibidas en la Cuenca, Sara Ocaña se enfrenta a uno de los casos más sorprendentes de su carrera. Una oleada de crímenes se sucede en la ciudad de Gijón, sembrando el desconcierto. ¿Tienen relación con el pasado de la inspectora? Alguien está muy interesado en que así parezca… pero los medios ya han decidido que se trata de una banda organizada.
La banda del bótox combina elementos de thriller, aventura y novela policíaca, con una banda que tiene una misión que cumplir y cuyos miembros tienen los nombres de los días de la semana en homenaje a Chesterton. La metaliteratura está presente no solo en el guiño a El hombre que fue jueves, de este autor.
A medida que pasan las páginas, vamos descubriendo datos a la par que la protagonista… pero también sabemos cosas que ella ignora, lo cual da un punto muy particular a la lectura, para terminar con un final entre agrio y sarcástico.
Todo ello completado con pasiones ocultas y no tan ocultas, aires de venganza, mucho sentido del humor y mucha crítica social y política, feminismo necesario y una caracterización y localización excelentes. Es una combinación de misterio, referencias a la actualidad y retranca con sello asturiano que no dejará a nadie indiferente.