Raúl Brandão.
Los pescadores (Os pescadores)
Ed. del Viento, La Coruña, 2009. 236 págs.
Traducción de María Tecla Portela Barreiro
Raúl Brandão (Foz do Douro, 1867 – Lisboa, 1930) es uno de los escritores del siglo pasado que han llegado a formar parte en la antología de las letras lusas. Nacido en una familia de marineros de la desembocadura del Duero, estudia el bachillerato en el cercano Oporto, para iniciar allí mismo la carrera de Letras, que cambia a los veinticuatro años por la militar. Desde esa época de estudiante frecuenta los ambientes literarios y forma parte a lo largo de los años de grupos y redacciones de revistas, que se mueven en el ámbito de la moda realista de la época. Algún estudioso ha enmarcado su obra narrativa como “Realismo Irrealista” y destaca Los pescadores, escrito en 1923, como su mayor éxito.
Los pescadores tiene algo de colección de relatos, libro de viajes o crónica costumbrista y hace un precioso canto épico del pescador, a la vez que describe con desgarro su difícil vida en una época crítica de cambio social. Entre descripciones de peces y artes de pesca, la vida cotidiana del marinero y su familia, sus fiestas, costumbres y creencias quedan reflejadas como una escultura realista y áspera y como un canto lleno de poesía y ternura. En el relato, un narrador omnisciente viaja a lo largo de toda la costa portuguesa y acaba en el tremendo finisterre de los acantilados del Cabo de San Vicente, donde parece querer agotar la grandeza trágica de aquellos hombres del mar y los sueños de descubrimientos del Infante Enrique.
Miguel Torga.
Portugal (Portugal)
Ed. Alianza, Madrid, 2005. 150 págs. Traducción del portugués y notas de Eloísa Álvarez
El segundo autor de esta trilogía es Miguel Torga, pseudónimo de Adolfo Correia da Rocha, nacido en 1907 en S. Martinho de Anta, pequeña aldea del distrito de Vila Real en Tras-os-Montes y fallecido a los ochenta y ocho años en Coimbra. Hijo de pobres campesinos, conoció muy de niño un trabajo en Oporto, el seminario de Lamego, la emigración a Brasil, donde trabajó como peón en Minas Gerais, para regresar a Coimbra, ciudad en la que estudia el bachillerato y la carrera de medicina, especializándose y trabajando como otorrinolaringólogo. Tiene una extensa obra literaria, entre la que se puede destacar en español la Antología Poética, Bichos, Piedras labradas, Rúa…Y representa uno de los valores más firmes de la literatura lusa, que llegó a ser propuesto en tres ocasiones – 1960, 1977 y 1994 – para el Nobel; en 1989 le conceden el Premio Camões y en 1991 el Vida Literaria de la Asociación Portuguesa de Escritores. Se puede considerar un clásico del s. XX, de ámbito universal.
Portugal
Miguel Torga hace un viaje geográfico, emocional, histórico y sintónico con las perspectivas más humanas del pueblo luso, para desarrollarlo en capítulos casi siempre coincidentes con las regiones históricas – hoy sustituidas por delimitaciones de interés administrativo y turístico, que no se corresponden a esa historicidad. Comienza en la verde región del Miño, para pasar por Tras-os-Montes, el Duero y Oporto, las Beiras, Estremadura —donde añade pequeños capítulos específicos para las Islas Berlengas y Lisboa—, Ribatejo, el Alentejo y Algarbe. Y allí acaba también con una referencia especial para Sagres, como centro originario de los descubrimientos y desde donde hace una reflexión final muy crítica a algunos aspectos fundamentales de los puntos débiles de la trayectoria histórica y la psicología colectiva portuguesa.
Anécdotas populares, referencias históricas, análisis literarios o políticos, descripciones paisajísticas y hasta detalles culinarios y artesanales se dan cita, entre pensamientos profundos sobre los aspectos más humanos y una prosa poética de frases ocasionalmente brillantísimas. En definitiva, una maravilla literaria -traducida y anotada también muy bien – de sintonía con un país rico y magnífico en tantos aspectos.
Eugénio de Andrade
A la sombra de la memoria
(A cidade de Garret / Á sombra da memoria)
Ed. Pre–Textos. Valencia, 2005. 141 págs.Traducción de Martín López-Vega
El tercero de estos autores es Eugénio de Andrade, pseudónimo literario de José Fontinhas, poeta que nació en 1923 en una familia campesina de Póvoa de Atalaia en el concejo de Fundão, de la Beira Interior Baja. Llevado por los estudios y por su trabajo de inspector de los servicios de salud, vivió además de en la capital de su distrito, Castelo Branco, en Lisboa, Coimbra y Oporto, donde falleció en el 2005 y donde existe una fundación cultural que lleva su nombre. Con una gran cultura y conocimiento de los clásicos, comienza a publicar su obra poética en 1942, con el libro Adolescente y llega a la edición de veintisiete poemarios que han sido traducidos a más de veinte idiomas. Es considerado uno de los poetas más importantes de la literatura portuguesa, aunque en su vida social fue un hombre muy discreto, que por otra parte tampoco estuvo adscrito a tendencias ni movimientos literarios. Su obra poética sencilla y natural, tampoco se influyó por el neorrealismo y surrealismo coetáneos y él se limitó a definirse como discípulo del poeta Camilo Pessanha.
A la sombra de la memoria es una recopilación de textos en prosa hecha en 1993, en la que se incluye el volumen La ciudad de Garret, sobre Oporto y una segunda part
e, que lleva el mismo título del libro y está constituida por diversos escritos de circunstancias, como homenajes, prólogos y presentaciones, a notas sobre pintores contemporáneos y otros dedicados a las Azores, a su tierra natal, al Duero o a Macao. Son escritos muy heterogéneos, pero siempre atravesados por un ingenio agudo y sencillo y muchas veces por la belleza poética, de la que cabe citar un ejemplo: “Llega al final, el río. Viene de lejos solo para morir en manos de las olas. Llega extenuado (…)”, ese río que es el Duero/Douro, “¡El Duero es aún un río, el Duero es todavía una canción!” al que el autor conocía “antes de que se trasformase en sucesivos y largos espejos de agua”.
e, que lleva el mismo título del libro y está constituida por diversos escritos de circunstancias, como homenajes, prólogos y presentaciones, a notas sobre pintores contemporáneos y otros dedicados a las Azores, a su tierra natal, al Duero o a Macao. Son escritos muy heterogéneos, pero siempre atravesados por un ingenio agudo y sencillo y muchas veces por la belleza poética, de la que cabe citar un ejemplo: “Llega al final, el río. Viene de lejos solo para morir en manos de las olas. Llega extenuado (…)”, ese río que es el Duero/Douro, “¡El Duero es aún un río, el Duero es todavía una canción!” al que el autor conocía “antes de que se trasformase en sucesivos y largos espejos de agua”.