Casualidad, con texto de Pepe Monteserín e ilustraciones de Pablo Amargo, es un cuento corto porque se lee en un suspiro y un cuento largo porque después de leído sigue habitando en uno mismo; es un cuento estrecho porque ocupa un mínimo lugar en la página y un cuento ancho porque amplía los márgenes de nuestra imaginación; es un cuento bajito al lado de los dibujos estilizados que lo acompañan y un cuento alto porque en su vuelo nos eleva sobre un paisaje de sensaciones y recuerdos; es un cuento acabado, con su planteamiento, nudo y desenlace, y un cuento interminable que enlaza con la continua maravilla de las historias sin fin; es un cuento para pequeños acostumbrados todavía a leer poco e imaginar mucho y un cuento para mayores que desean que la lectura larga comience cuando se acaba de leer el cuento; es, en definitiva, un cuento que son dos: el que se puede leer (o escuchar si nos lo cuentan) en las páginas pares y el que se puede ver en las imágenes que aparecen en las páginas impares.
Pepe Monteserín es un autor con una trayectoria larga, ancha y alta (casi interminable en la variedad de trabajos que como escritor frecuenta), que logra condensar en este texto algunas de sus cualidades como narrador. Así, nos ofrece un cuento donde el amor, el humor y el rumor del viento tejen con su hilo poético una leve trama que vuela sobre la casualidad como disculpa de lo que nos acontece. Pablo Amargo, que goza de reconocido prestigio como diseñador gráfico, no se limita a ilustrar el texto, a aportar un mero soporte visual a lo narrado, sino que con sus sorprendentes dibujos en blanco y negro imagina o sueña un mundo diferente, un relato que a través de las páginas va recorriendo una ciudad vertical donde sus vecinos habitan un extraño paisaje de altos edificios y alargados parques, de chimeneas y embarcaderos imposibles, bajo un viento que siempre mueve a su antojo todas las veletas, cometas y molinos del mundo.
En estos atribulados tiempos en los que parece que ya está todo confabulado para la desaparición del libro de papel en beneficio del libro digital, es de celebrar la arriesgada empresa de editar un precioso volumen como éste, merecidamente galardonado con el Premio Internacional CJ Picture Book Award (Corea, 2011). Aunque tal vez los autores y la editorial no lo hayan concebido con esa intención, su diseño también puede pretender llevarle la contraria al viento que, casualmente o no, quiere llevarse volando los libros impresos lejos de la estantería, donde siempre destacará “Casualidad” –por su contenido y formato- entre el resto de los volúmenes que pervivan.