Norabona pa María Esther García, la nuesa presidenta

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El Premio Fernán Coronas-Padre Galo de poesía en lengua asturiana alcanza este año su trigésima edición y lo hace premiando el talento local. No en vano, la galardonada este año es la escritora valdesana María Esther García, que logró convencer al jurado con su poemario “Resclavu”. La Sociedad Popular La Regalina de Cadavedo, que convoca el galardón, recibió este año un total de dieciocho poemarios. “Me hace mucha ilusión porque es un premio en casa y con un nombre que me llega al corazón porque soy lectora y admiradora de toda la obra de Fernán Coronas, un erudito de la poesía y encima del Occidente”, señala la valdesana.

Cuenta María Esther que, aunque es natural de La Degoḷḷada, está especialmente unida a Cadavedo y considera la casa natal del Padre Galo como un lugar “mágico”. Allí se falló el premio a “Resclavu”, una recopilación de cuarenta poemas que hablan en parte de esas huellas que van quedando a lo largo de una vida: “Hablan de cosas de atrás de la infancia y de mis vivencias”.

El jurado estuvo presidido por el escritor y miembro de la Academia de la Llingua Asturiana, Inaciu Galán. Le acompañaron la profesora de la Universidad de Oviedo Claudia Elena Menéndez, la escritora Susana Sela, la profesora y escritora Carmen Guardado y el profesor de la Universidad de Oviedo Darío de Dios. Los miembros del jurado se reunieron esta semana en la casa natal del escritor valdesano para decidir el trabajo premiado. Primero hicieron una selección de tres finalistas antes de quedarse con el mejor trabajo con el que María Esther engrosa la lista de autores premiados con el Fernán Coronas. Es el caso de Taresa Lorences, Aida Escudero, Solinca Turbón o Pablo X. Suárez.

La valdesana tiene una larga trayectoria a su espalda y ha publicado tanto en asturiano como en castellano. Además, ha ganado prestigiosos galardones literarios como el “Premiu Uviéu de Poesía”, el Fernández Lema y el Xosé Álvarez del Centro Asturiano de Madrid. Su trabajo también le ha permitido recibir reconocimientos como el Urogallo de Bronce del Centro Asturiano o el de Vaqueira de Honor, que concede el Festival Vaqueiro y de la Vaqueirada. El premio le llega “en un buen momento” y confiesa que es una “inyección de ánimo”.

Noticia publicada por La Nueva España

 

 

 

 

 

 

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